Editorial | Que no se defraude al país

Abundan los enunciados y proclamas, pero escasean los logros concretos

A pesar de la fuerte penetración de las narcomafias, los ecuatorianos abrigaron la esperanza de que el país empezaría a avanzar por una senda de reordenamiento. Dada la magnitud del problema no se esperaba una solución inmediata pero, contar con condiciones favorables para la gobernabilidad, como el tener una mayoría en la Asamblea, generó expectativas optimistas, especialmente en cuanto a acciones efectivas que mejoraran la seguridad interna.

Abundan los enunciados y proclamas, pero escasean los logros concretos en medidas que no dependen de las leyes en debate en el Legislativo ni de las ya aprobadas que esperan el aval de la Corte Constitucional.

El Plan Fénix ha tenido un tiempo considerable de ejecución pero aún no se dan resultados contundentes, seguimos con un fiscal prorrogado, con un Cpccs y un Consejo de la Judicatura desprestigiados, y con una gestión del Ejecutivo y su gabinete en la que los fantasmas del autoritarismo y la falta de transparencia que la población rechazó en gobiernos anteriores parecen estar reapareciendo.

Que el primer mandatario y su equipo gubernamental no traicionen la confianza que les otorgó un país que votó por la recuperación de la ética y la eficiencia en los servicios, la reactivación económica y, sobre todo, librarse de la delincuencia organizada y de la corrupción estatal.