Guayaquil

Un violador en tu timeline

OPINIÓN. La réplica del performance Un violador en tu camino en Guayaquil, desató decenas de comentarios machistas (y peligrosos) en Twitter. 

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Previo al performance, las mujeres que participaron en el acto se reunieron en la Plaza de la Administración a ensayar.Cortesía / Tyrone Maridueña

“No violaría ni aunque me pagaran a ni una de esas gordas feas”. “Los violadores las miraban y decían: A ti no, a ti tampoco, a ti peor, a ti ni de chiste, contigo ni borracho, preferiría morir virgen, me retiro del negocio”. “Yo no sé por qué siempre las promuerte escogen a las más feas y de peor cuerpo para esos circos de cuarta... ¿será porque son las que cobran más barato?”.

Estos son algunos de los comentarios que se leyeron en Twitter luego de que el viernes 29 de noviembre, un grupo de unas 60 mujeres replicáramos en Guayaquil el performance chileno Un violador en tu camino, del colectivo LasTesis.

Sí, ya sabíamos que vivíamos en medio de una cultura violenta contra las mujeres —por eso, justamente, salimos al espacio público a poner el cuerpo— pero hacer un repaso de la naturalidad —e incluso orgullo— con el que se exhiben esas agresiones escritas, hiela la sangre.

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Que nos digan feas, gordas, frígidas, es lo de menos. Estamos acostumbradas al insulto burdo, a la falta de recursividad, a las palabras vacías que solo buscan atacar desde la superficialidad. Lo que espanta es el discurso con el que se admiten muchos de estos remitentes, tácitamente, como cómplices de una sociedad que normaliza la violación sexual. E incluso, como potenciales violadores.

Si dices que algunas mujeres no son violables, porque no entran en tu radar de deseo, implicas que otras sí lo son. “El discurso es un arma letal”, dice el psicoanalista guayaquileño David Aguirre.

Para el catedrático y especialista en estudios de género, las respuestas de ese tipo “encubren rasgos muy de violaciones y eso hay que decirlo. Podemos pensar que el que enuncia de esa forma, desea de esa forma”.

Estremece la impunidad con la que se dicen esas cosas. Se toman con ligereza. Se camuflan como chiste.

“Cómo quisiera que en estos tiempos viva el monstruo de los Andes para que desaparezca a toditas esa manes”, escribió otro usuario a quien, luego de que su tuit fuese reportado y eliminado por Twitter, se excusó diciendo que era “sarcasmo”.

El monstruo de los Andes violó y mató a más de 300 niñas y jóvenes en Ecuador, Colombia y Perú.

Actualmente en Ecuador, se registran aproximadamente 42 denuncias por violación, abuso y acoso sexual a mujeres y menores cada día. Es decir, más de 1.000 en un mes. O sea, más de 14.000 en el año.

¿Realmente es eso algo con lo que queremos bromear?

Luego de la manifestación, muchas usuarias aprovecharon la plataforma para hablar de sus casos.

“Tenía 13 años, en mi propia casa, con pijama, un familiar. Y me sigue costando entender que la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”.

“Y la culpa no era mía (21 años), ni dónde estaba (dormida en la casa de mi mejor amigo), ni cómo vestía (jean y camiseta). El violador eres tú”.

Mientras tanto, los machirulos —esos machistas que se admiten como tales abierta y orgullosamente— utilizaban ese espacio para vanagloriarse de su supuesta hombría por calificar de “violables” e “inviolables” a las feministas.

Sigan exponiéndose, por favor. Sigan identificándose como misóginos, violadores y potenciales violadores.

Nosotras seguiremos saliendo a las calles, seguiremos bailando, gritando, marchando. Nos seguiremos apoyando y uniendo más que nunca para entender que no, que la culpa nunca es nuestra.

Nos han dado la razón. Y es peor de lo que pensamos.