Los habitantes del sector de la ciudadela El Paraiso  de Guayaquil reclaman a las autoridades correspondientes por la  supuesta entrada de buses.

El Paraiso rechaza el paso de buses escolares por el barrio

La idea de que los expresos del 28 de Mayo cambien su ruta suena otra vez en el sector. El año pasado fue rechazada. La zona no soporta el peso de colectivos.

La escena se repite. Una vez más los moradores de la ciudadela El Paraíso, ubicada al norte de Guayaquil, dicen estar angustiados por el posible recorrido que harán en el sector los expresos escolares del colegio 28 de Mayo.

El año pasado la idea, propuesta por la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), proyectaba por allí el desvío de las unidades que movilizan a los estudiantes del plantel desde y hacia el norte, como parte del plan de descongestionamiento de la avenida Carlos Julio Arosemena. Hace dos semanas el planteamiento, rechazado ya en ese entonces, volvió a tomar fuerza luego de que al menos cinco vehículos de este tipo participaran de un simulacro en el sector.

“Aparecieron de la nada, guiados por un agente de la ATM, y empezaron a circular por donde está previsto desde el año pasado que pasen: la calle 28 de Mayo, Los Naranjos y Los Mangos (ver gráfico). Todos nos quedamos atónitos por su presencia. Y al preguntarles sobre el porqué de su visita, sin ton ni son dijeron: ‘Es por la nueva salida que tendremos para movilizarnos al norte. Apenas estamos practicando...’”, aseguró Kevin González, morador.

Otro vecino, quien solicitó no se publicara su nombre, en cambio, dijo que el proyecto, que pensó estaba archivado, nuevamente se abrió: “Agentes de tránsito -amigos- me lo confirmaron. Me dijeron que este va porque va”.

Desde el pasado lunes, EXPRESO ha intentado contactarse con la ATM para conocer su versión. Solicitó entrevistas con los directores o personal técnico a cargo, pero desde el departamento de comunicación estas fueron negadas, alegando que quien “sabe del tema está con permiso médico”. En nuestro intento, nos contactamos también con Freddy Granda, jefe de Planificación de la entidad, quien aseguró que hablará de ello “si comunicación se lo autoriza”. Y no pasó.

Lo cierto es que en la ciudadela, ante el temor de que el proyecto se dé, los moradores ya se están preparando. “Si pasan por aquí, si hacen otro simulacro, cerraremos la avenida principal. Haremos un paro”, alegan a viva voz.

El Paraíso no quiere que este tipo de vehículos recorra la zona, integrada en un 70 % por adultos mayores, porque sus infraestructuras no aguantan. Las calles no fueron diseñadas para soportar tráfico pesado, porque además de angostas -matiza el arquitecto y vecino Efraín Miranda- eso afecta las tuberías de alcantarillado, “que son viejas (de 1963), de cemento y que jamás han sido cambiadas”.

Solo este año, agregó González, al menos cuatro se rompieron luego de que las volquetas que llevan cascajo a las calles Las Toronjas y El Bosque, donde se construye el proyecto inmobiliario Terrazas de El Paraíso, deambulen por allí.

Y no solo eso. Con la llegada de los colectivos, argumenta la también arquitecta Patricia Amores, habitante, el entorno se tornaría inseguro, sobre todo para los niños y adultos mayores que generalmente caminan y juegan cerca de las vías; y se llenaría asimismo de ruidos, gases y monóxido de carbono. “El Paraíso, en pocas palabras, dejaría de ser lo que es”.

Atilio Wong, quien habita hace 64 años en el barrio, propuso en el 2016 ampliar el puente peatonal, similar al de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, y eliminar una parte del parterre aledaño al centro comercial Albanborja, lo que ampliaría la Carlos Julio Arosemena hacia el norte, para parquear los vehículos y descongestionar la arteria en un 70 %. “Siempre pensé que era lo más oportuno...”, dice. “Lastimosamente no lo tomaron en cuenta”.

La próxima semana los residentes prevén llevar un oficio a la ATM rechazando la iniciativa. Descartan socializar el tema. “Esto es definitivo, no hay cabida a la reflexión”, matiza Wong.

El más afectado: el adulto mayor

Para el arquitecto y urbanista Luis Alfonso Saltos este tipo de proyectos afectaría la calidad de vida del adulto mayor. Si a El Paraíso, un barrio netamente residencial, explica, lo llenan de buses, este grupo de personas dejará de salir: de ir a pie a todos lados, a la iglesia, el parque. Dejará hasta de socializar.

Los colectivos contaminan, es un hecho, agrega. Y teniendo en cuenta ello, las autoridades deben tener claro el tipo de daño o cambios sociales o con la salud que la población tendrá.