
La oferta financiera apunta a los grupos vulnerables
Buscan llegar a las personas de segmentos vulnerables que, aunque generalmente disponen de pocos recursos, en volumen representan una propuesta atractiva para su rentabilidad y desarrollo.
Un 54 % de la población desatendida en términos de servicios financieros pone a los bancos y cooperativas a replantearse la forma de acceder a nuevos mercados. Buscan llegar a las personas de segmentos vulnerables que, aunque generalmente disponen de pocos recursos, en volumen representan una propuesta atractiva para su rentabilidad y desarrollo.
En estos grupos están los emprendedores, las personas con capacidades especiales, los adultos mayores o quienes viven en el sector rural. Solo en el primer grupo, sostiene Andrés Freire, representante de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo de Bancos Privados y Cooperativas de Ahorro y Crédito, el sector tiene altas posibilidades de seguir creciendo.
“En Ecuador el 60 % de ecuatorianos no trabajan bajo una relación de dependencia. Eso quiere decir que tienen sus propios emprendimientos, pero el 92 % no accede a crédito. Tiene que fondearse o empezar con capital propio o préstamo informal”, explica Freire.
El desafío, asegura, está en diseñar servicios especializados que cubran a esta población. Pero para ello dice que primero se debe conocer de cerca su real necesidad. “Una asociación de Monte Sinaí, que agrupa a unas 120 mujeres (emprendedoras), se quejaba de que para abrir una planilla bancaria se les exige una cuenta de servicio básico. ¿Pero qué pasa con estos sectores que no tienen servicios básicos? Lo mismo pasa cuando piden como requisito tener un saldo de $ 200 o $ 300, que a veces el microempresario no tiene”.
El planteamiento fue discutido en el XII Foro Ecuatoriano de Inclusión Financiera que se desarrolló en Guayaquil, plataforma que sirvió para pedir al Gobierno la creación de una política pública que impulse en el país una mayor bancarización de personas, así como lo han hecho con éxito algunas naciones de la región.
En Ecuador existen más de 50 instituciones financieras de desarrollo (cooperativas de ahorro y crédito, ONG, bancos especializados) que brindan productos de microfinanzas. Sin embargo, la mayoría de ecuatorianos no accede con facilidad a estos servicios. Una vía para llegar a ellos, dicen, es adoptando los beneficios de la tecnología. Este grupo de instituciones está interesado en ser parte del sistema que promueva el desarrollo responsable del dinero electrónico.
Juan Pablo Guerra, vocero de la Asociación de Organizaciones del Sector Financiero Popular y Solidario, menciona que la idea es fortalecer la inclusión trabajando justamente con personas que por lo general tienen pocos recursos.
“Puede ser que un crédito de $ 1.000 o $ 200 sea mínimo para algunas personas, pero para otras esos significa su primer emprendimiento, su primer empleo, su dinámica de trabajo familiar”, anota. Es una ruta que vienen siguiendo instituciones como De Niro, que trabaja en el lanzamiento de Creer, un nuevo producto crediticio dirigido a las personas con discapacidad.
En el sector están conscientes de que otro reto será lograr generar costos de la forma más eficiente para crear mejores condiciones respecto a requisitos, tasas y plazos, y poder llegar a estos sectores sensibles.
La tarea también está en ver cómo se cubren las garantías crediticias de esta población, para lo cual se dialoga con el Gobierno. “Existe la predisposición de la Presidencia de la República para crear un fondo. Esto es para que si por algún motivo una persona no puede contar con una garantía real para acceder a créditos, puedan hacerlo a través de esto”, señala Guerra.