Dentro de las cosas que le ha dado Xabi Alonso al Leverkusen, muchos comentaristas han resaltado una mentalidad ganadora muy fuerte que los diferencia de los equipos de 2000 y 2002, años en los que estuvo más cercano al título que al fin ganaron este domingo 14 de abril.

A lo largo de la temporada el Leverkusen no sólo ganó partidos en los que el control que solía tener el campo le daba frutos desde el comienzo, sino también otros en los que tuvo viento en contra y logró varias veces darle vuelta a compromisos en los minutos finales.

El Leverkusen podía estar por debajo el marcador, los minutos podían ir pasando de manera inexorable, pero el estilo se mantuvo como guiado por una convicción de hierro de que el final iba a dar resultado.

Un 3-4-3 flexible -que a veces convertía en un 3-4-2-1 y a veces en un 3-4-5 con Jeremie Frimpong y Alejandro Grimaldo jugando de extremos- fue el esquema más habitual que utilizó el Leverkusen en esta temporada.

No obstante, en la victoria por 3-0 ante el Bayern -con la que ya no quedaron dudas de las posibilidades del título- Xabi Alonso varió el esquema y jugó con la defensa de cuatro, con Josip Stasinic y el ecuatoriano Piero Hincapié como laterales.

Ahora, además de la Bundesliga, que lograron al fin luego de 119 años de historia, queda por delante la final de la Copa de Alemania -en la que el Leverkusen parte como favorito ante el Kaiserslautern- y el recorrido que le pueda quedar en la Liga Europa.

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