ASAMBLEA NACIONAL
El órgano legislativo denota una fuerte división entre los partidos que lo integral y el régimen de Lasso.CORTESIA

El 2023, un pulso al músculo electoral

Los escenarios que afrontan el PSC, Pachakutik, CREO y la Revolución Ciudadana luego de los resultados de las elecciones presidenciales

Un músculo electoral débil para algunos y fortalecido para otros. Las elecciones presidenciales y legislativas de 2021 dejaron un camino lastrado para varias organizaciones políticas que vieron fortalecida su presencia electoral nacional y ahora pisan con fuerza con miras a los comicios seccionales del 2023. Aunque no todas gozan de ese panorama algo favorable.

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Dejando claro que el electorado piensa de manera distinta al momento de escoger a sus dignidades nacionales y locales, este próximo proceso electoral al que camina el país para dentro un poco más de un año, puede convertirse en un espejo de cómo quedaron las organizaciones políticas luego de las generales de 2021. ¿Golpeadas? ¿Disminuidas? ¿Fortalecidas? Y el camino así como la meta son cruciales para llegar a una conclusión. Este primero es el que, de momento, se puede analizar porque algunas organizaciones ya mueven sus fichas para alcanzar las anheladas prefecturas, alcaldías, concejalías rurales y urbanas, así como las juntas parroquiales.

Empezando por el Partido Social Cristiano. A criterio del consultor político y catedrático universitario, Alfredo Dávalos, la lista 6 no puede verse más beneficiada por la ruptura con el Gobierno Nacional que ahora se ve bombardeado por al menos tres frentes: Pandora Papers, la delincuencia y una Asamblea Nacional con cuya relación es cada vez más tensa. No obstante, considera que el PSC terminó esta última contienda algo golpeado. “La ruptura con el Gobierno más bien los termina fortaleciendo”, comenta el experto, quien considera que la lista 6 debe ponerle mucha atención a Guayaquil.

A su criterio, el electorado de la ciudad puerto y reducto electoral socialcristiano al menos durante las últimas tres décadas está mirando con atención la gestión de la alcaldesa Cynthia Viteri, salpicada por indagaciones fiscales y señalamientos al manejo de algunos contratos. “El bastión socialcristiano en Guayaquil se ha visto golpeado por la gestión de la alcaldesa, pero entendería que al ser uno de sus últimos bastiones lo recompondrían y entiendo que no lo perderían. Hablando hipotéticamente, sería interesante un binomio Nebot, prefecto (del Guayas); Cynthia, alcaldesa. Solo Cynthia alcaldesa la tendría complicado”.

“De las cuatro organizaciones políticas que vemos que se están preparando para el 2023, le irá mejor a aquella que entienda lo que está pasando y lo que esperan los ciudadanos de ellos”.

Rebeca Morla 
Politóloga y consultora política.

La consultora política Tatiana Larrea cree que la opinión pública ha sido injusta con la alcaldesa Viteri. A su decir, las críticas se han centrado más en su vida personal que en su administración. “De que si la autoridad es mujer hay que irse por ese lado. Que si se divorció o no. Si es guapa o no. Si le queda bien el vestido o no. Esa es una tarea de toda la sociedad de frenar eso antes de que se nos vaya de las manos”.

Un panorama un tanto más complejo que su par de la lista 6 está atravesando el movimiento Revolución Ciudadana, antes Fuerza Compromiso Social. Larrea considera que todos estos cambios de nombre, de número y colores ubican al correísmo en una situación compleja porque la identificación es un factor fundamental en una contienda electoral. “Con esta confusión que han vivido en estos últimos años. Que ya no son Alianza PAIS, ya no son verdes, que ya no son la lista 35 sino otros. Que participaron en la última elección en alianza con Centro Democrático. Esta es una de las principales dificultades que enfrenta la organización política que es el posicionamiento de marca”.

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Pero no es el único aspecto que la experta ve en el camino del correísmo. El otro tiene que ver con las figuras territoriales. Una cosa, precisa, es un liderazgo nacional y otro es uno local. En ese sentido, deben analizar, luego de todos estos cambios de nombres y número, cuál es su aceptación a nivel local y los liderazgos con los que cuentan. “Hay que ver si irán solos o con una alianza más grande. Le veo un poco más complicado porque al nivel de territorios hay otras dinámicas”, destaca la experta.

“La Revolución Ciudadana tiene una fuerza indiscutible, pero esa base dura es a nivel nacional y habrá que ver la base dura en cada territorio. En 2019 tuvieron éxito en Manabí y Pichincha”.

Tatiana Larrea
Consultora política

Pero no todo es cuesta arriba. La lista 5 puede ufanarse de ser de las pocas organizaciones políticas con un voto duro y con un líder político como Rafael Correa que, aunque prófugo de la justicia, tiene la capacidad de endosar esa votación.

El escenario de Pachakutik es muy diferente al de la Revolución Ciudadana. La figura de Yaku Pérez, ahora exmiembro del movimiento, fue una remolcadora que llevó a la bandera arcoíris a ganar un histórico número de 27 legisladores en varias provincias, incluso en algunas como Guayas, donde nunca había ganado uno. Pese a ya no contar con esa figura, el caso de Rosa Cerda y con una gestión legislativa con muchos peros, a criterio del consultor político y director del Instituto Internacional de Marketing y Comunicación Jorge León, Pachakutik sigue siendo un movimiento que hay que mirar con mucho interés, dado que su fuerza radica en las figuras locales y que sin duda salió fortalecido de las generales de 2021.

Registrados:
Siete partidos políticos y catorce movimientos nacionales están legalmente reconocidos por el Consejo Nacional Electoral. Otras 247 organizaciones son locales.

Considera prematuro analizar si la mano del movimiento indígena logrará permear en cantones como Guayaquil, Samborondón, Daule y otros del Guayas que son bastiones socialcristianos, aunque ese debería ser el reto al ya haberse colado en esta provincia y en otras con El Oro. “Pachakutik sigue siendo una de las grandes opciones. Con una lucha histórica que se remonta a los años 80 y que hoy más que nunca tienen esa posibilidad de lograr esas consignas desde la conformación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas”.

Llevar la etiqueta de ‘movimiento gobiernista’ puede ser una bendición o una maldición electoralmente hablando. Todo depende de las cifras de aceptación del presidente de turno que pueda beneficiar o perjudicar indirectamente a sus eventuales candidatos. El panorama, al menos por el momento, no pinta nada favorable para el movimiento CREO. El bajón en la aprobación de la gestión del mandatario Guillermo Lasso puede no ser nada atractivo para líderes locales que puedan ser tentados por el oficialismo.

Guillermo Lasso

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La politóloga y consultora política Rebeca Morla cree que las elecciones del 2023 confirmarán si la lista 21 cuenta o no con un músculo político fuerte.Ser partido de gobierno sin estructura tampoco genera los resultados que se esperaría. Hay mucho por verse. El contexto va a definir mucho de lo que pase. Estamos viendo que todas las semanas cambia el panorama. El mismo presidente Lasso genera muchas reacciones. Hay un escenario cambiante, dinámico e interesante en los próximos meses con miras al 2023”.

“El Partido Social Cristiano tiene un escenario complejo en Guayaquil. Por primera vez, después de siete alcaldías y más de treinta años, está en juego este cargo. Por primera vez está complicándose”.

Alfredo Dávalos
Consultor político y docente universitario.

Pero el escenario individual debe analizarse en uno general. Los partidos políticos son las instituciones peor evaluadas de las democracias latinoamericanas, según la medición del Latinobarómetro de 2020. Solo el 13 % de los latinoamericanos asegura tener mucha confianza o algo de confianza en los partidos políticos, por encima de otras instituciones con los parlamentos, la Función Judicial, el Gobierno, las Fuerzas Armadas, la Iglesia, entre otras.

En Ecuador, de acuerdo a la misma medición, el 9 % de los ecuatorianos confía mucho o algo en los partidos políticos. Esto evidencia, a criterio de Morla, una constante desconexión entre estas instituciones y el ciudadano. “La ciudadanía no se encuentra representada por los partidos y esa es la primera observación que deberían tomar en cuenta los partidos con miras a las seccionales”.

El Gobierno y partidos, los menos confiables

La confianza es fundamental en la labor pública y es de lo que menos gozan el Gobierno Nacional y los partidos políticos en Ecuador. El Latinobarómetro 2020 evidencia que estas dos instituciones son en las que menos confían la ciudadanía ecuatoriana. Según la medición, el 9 % de los ecuatorianos confía mucho o algo en los partidos políticos, siendo la institución menos creíble de todas las evaluadas. Por encima de esta están el Gobierno Nacional y el presidente (en esta evaluación el país estaba bajo la administración de Lenín Moreno) con un 10 % cada uno. El congreso (en el caso ecuatoriano se llama Asamblea Nacional) se separa un poco solo con un 13 % de confianza ciudadana. Alejándose un poco más está la institución electoral (Consejo Nacional Electoral) y el poder Judicial con un 16 % y 18 %, respectivamente. Separándose aún más del pelotón final está la Policía Nacional con un 34 % de confianza ciudadana, superada por las Fuerzas Armadas con un 47 % y la Iglesia con un 60 %, siendo esta última la mejor evaluada y la que goza de mayor confianza ciudadana, según la medición de ese año.

“Pachakutik es una fuerza consolidada junto con la Conaie, pese a que en la Asamblea Nacional no le va muy bien con la presidenta que tiene más desaciertos que aciertos”.

Jorge León
Analista y consultor político