Premium

¡Nueva vida al Instituto de Higiene!

Avatar del Marcia Gilbert

La tragedia apocalíptica que vivimos durante el covid probó que el cierre parcial de este instituto fundado en 1941 y sus laboratorios adicionales fue un error garrafal

Desde la madurez, la racionalidad, la urgencia y la sensatez más elemental, estoy absolutamente de acuerdo en que se devuelva el Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez a Guayaquil, con todas sus atribuciones, recursos necesarios y asesoría nacional e internacional.

El Dr. Francisco Huerta Montalvo, político, educador y científico ejemplar, además de alto directivo de la Universidad Casa Grande, afirmó antes de morir “que estaba seguro que, si se hubiera trabajado con la mística de antaño, esto es, jornadas de pasión por la investigación, se hubieran podido salvar más vidas con vacunas locales… en la actualidad estas se están importando, pues Ecuador perdió su capacidad de producirlas en el 2012”.

Guayaquil es una ciudad tropical, puerto, con alrededor de 2 millones de habitantes, más su población flotante de varios cientos de miles, que vienen de todas partes del país, en especial de las provincias aledañas, donde el factor contagio viral, bacteriano u otro, presenta una frecuencia agresiva. La tragedia apocalíptica que vivimos durante el covid probó que el cierre parcial de este instituto fundado en 1941 y sus laboratorios adicionales fue un error garrafal, por el número y la forma ofensiva e irrespetuosa de las muertes. No le atribuyo problemas de regionalismo sino de falta de lógica elemental porque mi argumentación no implica que no exista otro instituto en la capital de la república con capacidades complementarias y diferenciadas, que atienda a otras regiones del país.

Además, debemos agregar que tuvo una red de 38 laboratorios a nivel nacional con dos zonales en Quito y Cuenca para cumplir las funciones de vigilancia epidemiológica, que había generaciones de investigadores dedicados a la exploración de antídotos para hacer frente a mordeduras de víboras venenosas, que fue pionero en la realización de vacunas y logró su exportación a diferentes países latinoamericanos.

Señores presidente y vicepresidente y ministro de Salud, este es un compromiso urgente e ineludible para el país y la ciudad. Por su naturaleza, la ayuda internacional será factible.