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Buenas noticias en educación superior

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Tendrán que vivir y laborar en condiciones inéditas, desempeñar varios roles a la vez e inventarse a sí mismos continuamente

Acaba de tomar posesión el nuevo Consejo de Educación Superior (CES), presidido por el Dr. Pablo Beltrán Ayala e integrado por nuevos y antiguos consejeros académicos ganadores del concurso de oposición y méritos, más los delegados de los ministerios relacionados con la labor del CES.

Tan pronto posesionado, el Dr. Beltrán inició sus actividades en un gesto de enorme significado en Guayaquil, donde se presentó al nuevo consejo a las universidades de la región en la UEES para seguir, inmediatamente, con la primera reforma propuesta, la del Reglamento de Régimen Académico en la Espol.

Por su formación y experiencia, Beltrán conoce a fondo el sistema de educación superior del país. Uno de los problemas estructurales que atraviesa todo el sistema es el exceso de control, el burocratismo inherente, el verticalismo que asfixia la autonomía y la innovación universitaria, que ya han sido señalados negativamente en esta columna.

Más allá de las justificaciones que se esgrimen para mantener este espíritu controlador, como por ejemplo la preocupación por la calidad académica, lo que existe en realidad es un ejercicio de poder para sujetar instituciones a los designios, ni universitarios ni académicos, de los gobiernos de turno, ejercido por burócratas obsesionados por la letra y no por el espíritu.

Con su gesto en Guayaquil, que se replicará en otras ciudades del país, Beltrán y la mayoría de los miembros del consejo han hecho conscientes a las universidades de asumir su autonomía. No es tarea fácil en un país obsesionado simultáneamente por reglamentar hasta el más mínimo detalle y a la vez por encontrar una excepción que invalide el detalle reglamentado.

La autonomía y flexibilidad del sistema universitario, el reconocimiento a la diversidad de las instituciones (no hay un modelo único de universidad en una sociedad que exige el reconocimiento de las diferencias) son indispensables para los destinatarios de la educación superior. Tendrán que vivir y laborar en condiciones inéditas, desempeñar varios roles a la vez e inventarse a sí mismos continuamente.