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¡Qué barbaridades!

Avatar del Francisco Huerta

La vacuna contra las barbaridades requiere un gran acuerdo nacional para hacer de la República una gran escuela de ciudadanía’.

Establecer la posibilidad de realizar un aborto luego de 28 semanas de que una violación ha generado un embarazo en una niña o una adolescente, esto es siete meses después, es una barbaridad, aunque se quedase en solo propuesta.

¿Qué está pasando en la Asamblea Legislativa? ¿En manos de quiénes está la legislación ecuatoriana?

Yo que he defendido la descriminalización del aborto en caso de violación, he tenido como uno de los argumentos para hacerlo el que la anatomía de una niña o adolescente no está preparada para cursar un embarazo. Dejar abierta la posibilidad de que una pobre criatura que ha sufrido el trauma de una violación tolere por siete meses en su estructura pélvica el malhadado producto de ella, es criminal y deberían avergonzarse quienes lo propician a nombre de lo que sea.

Igualmente me parece una barbaridad el hecho de no querer vacunarse y atribuir semejante atentado a la salud pública y especialmente a la de los prójimos, a un ejercicio de la libertad. ¡Qué pobre idea tienen del significado de esa palabra sagrada los que la utilizan para justificar un peligroso despropósito! Está mal que lo hicieran poniendo en riesgo solamente su propia salud, y es inadmisible cuando ponen en riesgo la salud de todos, convirtiéndose en fuente de variantes de quién sabe qué características del patógeno que produce la COVID-19. Al menos deberían confinarse, dado que muchos de ellos pueden estar infectados pero ser asintomáticos y se convierten entonces en un foco de contagio.

Finalmente cabe destacar la bárbara tolerancia que se mantiene con la corrupción. Bien se sabe que todas las funciones del Estado están contaminadas por la corrupción pero poco se hace para erradicarla de las ellas. Para colmo, estamos a punto de nombrar un contralor que a todas luces ejercería como alcahuete de los ladrones con poder político.

¿Hasta cuándo no nos ponemos firmes en el propósito de no tolerar estas barbaridades?

¡Qué herencia más negativa le estamos dejando al porvenir! Necesitamos con urgencia un rearme moral. El tema ya se ha vuelto un asunto que atañe a la dignidad nacional.