Música

Daniel Merchán, músico guayaquileño
Daniel Merchán lanzo una playlist doble con canciones de la época en la que perteneció a varias bandas locales, además de explorar su etapa en solitario.Alejandro Corpeño

Daniel Merchán: "Si no tienes familia, no tienes nada"

El músico, productor y gestor cultural guayaco celebra con un doble playlist sus dos décadas de actividad artística.

En Guayaquil tendemos a olvidar con mucha facilidad la música que hacen nuestros artistas. Preservar la memoria es importante, no por vanidad, sino porque la experiencia acumulada puede funcionar como referente para quienes recién están iniciándose en este recorrido.

Entonces, lo mejor de Canciones de #MiBodega, las dos playlist que está promocionando Daniel Merchán, es que nos recuerda el trabajo de grupos locales como Diez 80, Cactus Gamarra, Alf, Los Smokings, Sobras y Cenizas, aparte de su trayectoria como solista.

Con Daniel empezamos hablando de música, pero el hilo de ideas nos llevó a temas como el ego, la importancia de la familia, el mantenerse abierto a lo nuevo y, sobre todo, el aprender a dar valor a aquello que verdaderamente lo merece.

Formar parte de una banda no es lo mismo que presentar sus canciones con su nombre. ¿Cómo compara ambas experiencias?

Mis temas han formado parte del repertorio de otras bandas y ensambles, ahora me representan a mí directamente. Pero las canciones no son solo mías, son del resto también. Ahora con este ensamble llamado Merchán comparto con Hernán Pástor y Juan José Avilés. No es un peso que cae solo sobre mis espaldas, sino que tengo la suerte de compartirlo.

Como solista tiene mayor poder de decisión, pero también una mayor responsabilidad.

La mayoría de las decisiones las tomo yo, pero me gusta entregar mis canciones a otros para que también tengan una voz a través de ellas. No soy el dueño de la verdad.

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Y, por el contrario, ¿qué ha dejado atrás?

Tengo ahora 38 años, una hermosa esposa y unas hermosas hijas. En ese contexto he dejado atrás amistades, oportunidades, la escena, viejos vicios, he dejado atrás un montón de cosas, que pensé me iba a arrepentir de perderlas. Pero hay que entender que todo es parte del proceso de evolución y aprendizaje.

No es solo una frase hecha decir que la familia lo es todo.

Es ridículamente genial ser papá y ridículamente hermoso que siendo papá pueda seguir haciendo lo que me gusta. He conocido a artistas millonarios, llenos de objetos materiales y premios, pero les hace falta una familia y amor.

He conocido a artistas millonarios, llenos de objetos materiales y premios, pero les hace falta una familia y amor.

En contra de los dinosaurios del arte

También se ha desempeñado como gestor cultural. ¿Qué es lo más duro de promover al mundo el arte que se hace en Guayaquil, más allá del poco presupuesto del que a veces se dispone?

La música me ha dado la oportunidad no solo de desenvolverme como compositor y sobre las tablas, sino en la producción y distribución de contenidos artísticos, lo que me ha permitido conocer también las artes escénicas, literarias, audiovisuales, cinematográficas. Y una de las cosas más duras a las que me he enfrentado es el ego de los artistas.

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El ego es cosa seria.

Es el enemigo más grande de la creatividad. Otro obstáculo son las fronteras mentales de los dinosaurios del arte y la cultura enraizados en las instituciones públicas y privadas, y en el liderazgo de opinión. La vieja escuela es la que tiene malacostumbrado al público en cuanto al consumo, producción y circulación. Pero existimos personas involucradas en el sistema para cambiarlo desde dentro.

¿Qué avances se han logrado en estos últimos años?

Ha habido algunos gestos interesantes que visibilizan lo que se hace en la ciudad. Hay jóvenes críticos que publican en blogs y reseñan discos o sencillos; páginas que publican agendas de contenido de autor y no de covers. Hay coleccionistas en YouTube, como la Biblioteca del Rock Ecuatoriano, que presentan un gran archivo nacional. Veo que hay festivales de música joven; instituciones educativas estatales y particulares que tratan de programar cada vez más música. Pero más allá de eso, veo que la gente metida en el ecosistema de la música se está tomando su trabajo más en serio, al tratar de profesionalizar su gestión, saliendo a programas y encuentros internacionales de la industria musical.