Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.

Cosme Chalén se pierde en la melodía melancólica que produce al entonar el requinto. El máster en interpretación musical contemporánea con habilidad mueve las yemas de sus dedos para evocar el dolor que solo un pasillo trae consigo, para así conmover los corazones de los millennials que han olvidado sus raíces.

“Las personas de mi edad ya no escuchan pasillos. Lo que se planea hacer es atraer el público con la fusión de géneros”, explica el guayaquileño, de 26 años. Fue así como se motivó a crear composiciones que le darían nuevos aires a la música nacional utilizando la técnica y elementos del jazz y flamenco.

En su búsqueda de darle la armonía que encante a los oídos de los jóvenes, Chalén halló en el popurrí de melodías extranjeras de sus compañeros de maestría en Berklee College of Music, la inspiración para darle vida a "Y se escuchó".

“En mi pueblo hay una historia de mi gente y de su gloria, de la música mundana confundida en la memoria, de los jóvenes que buscan la utopía de un futuro”, recita su canción que narra la historia del nacimiento del requinto ecuatoriano.

Para Chalén era vital que el “lamento que se incorpora a la guitarra” sea el corazón de su canción, por lo que, desde la primera entonación de las cuerdas, la nostalgia del arte andino pulula en la sala.

¿DÓNDE SURGE SU PASIÓN?

“Cuando estoy en mi cuarto de música encerrado, donde simplemente estoy yo conmigo mismo, me enfrento con todo lo bueno y lo malo que soy, de ahí surgen las composiciones”, confiesa.

Cuenta a EXPRESO que desde su infancia el arte de crear y organizar silencios fue un imán para él… Y, ¿cómo no? El amor llegó como herencia por parte de su abuela Maruja Serrano, artista guayaquileña que cantaba en las radios Cristal, América, Cóndor, Rocafuerte y los cines Guayas y Fénix.

Ya con 19 años y dispuesto a adquirir todo el conocimiento de las melodías de su tierra, estudió en la Escuela del Pasillo, de Guayaquil, donde estuvo cerca de los máximos exponentes del género como Fresia Saavedra y Naldo Campos. Su travesía por la música ecuatoriana le otorgó un premio en 2016 en el Segundo Concurso Nacional para Jóvenes Compositores de Pasillo gracias a su canción "Tu ausencia".

Hoy, junto a John Calle (cantante), Luisa Limones (cantante), Julio Santander (segunda guitarra), Matías Brito (percusión) y Javier Vera (pianista) espera lanzar las fechas para una presentación del trabajo musical con el que anhela que las nuevas generaciones preserven las canciones que una vez enamoró a sus abuelos.