Durante el 2023, se colocaron en el mercado nacional al menos 24 millones de galones de aceites para motores, según información de la Asociación de Productores Ecuatorianos de Lubricantes (APEL), que la integran 27 empresas, entre las cuales expenden 45 marcas.

Como exigencias que deben cumplir los fabricantes e importadores de estos derivados está la “responsabilidad extendida en la gestión integral de aceites lubricantes usados y envases vacíos”, según el Acuerdo 042 del Ministerio del Ambiente y Agua, expedido en el 2019. Sin embargo, el estancamiento por la pandemia retrasó el inicio de operaciones, que se activó en 2021.

Para cumplir con la disposición legal, APEL cuenta con el apoyo de Recoil, una iniciativa de Economía Circular que gestiona los residuos, cuya gerente de operaciones, Valeria Naveda, asegura que la entidad reportó que en 2023 se recolectaron 5’400.000 galones de aceites usados a nivel país, cantidad equivalente a ocho piscinas olímpicas.

Pese a ello, resalta que una cantidad no determinada de ese aceite fue destinado a actividades ilícitas, y que es usado como un sustituto de derivados de hidrocarburos.

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“Se ha detectado casos de transportistas que reportan solo una parte de lo recolectado al Ministerio del Ambiente; la otra la suelen entregar a negocios que no poseen permisos, pero buscan bajar costos en combustibles”; explica Naveda.

En cuanto a envases vacíos, refiere, cierta cantidad termina en botaderos, pero otra cifra llega a manos de personas que realizan adulteración o falsificación de aceites lubricantes, lo que afecta a muchas marcas.

Entre el 5% y 10% del mercado de aceites lubricantes tiene origen ilícito, asegura. Una parte es falsificada o adulterada y otra ingresó de contrabando.

Ante ese tipo de alertas el consumidor final debe tomar precauciones al cambiar aceite, indica Daniel Álvarez, experto en lubricantes, porque un producto adulterado ocasiona desperfectos a su activo, ya sea vehículo, equipo o maquinaria; y es una competencia desleal que también afecta al mercado, porque ingresan aceites adulterados con precios muy bajos.

Es por eso que se recomienda revisar la etiqueta y los sellos de seguridad y comprar el producto al distribuidor o punto de venta garantizado.

Estos últimos casos son más comunes en el aceite que se expende al granel, envasado en tanques de 55 galones. “La mayoría de marcas son afectadas, más las importadas, porque es difícil tener una trazabilidad completa del producto”, argumenta Álvarez.

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Los aceites usados, explica Naveda, tienen dos destinos establecidos por la autoridad ambiental y la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables: la rerefinación, en la que se genera materia prima para fabricar un nuevo aceite; y el coprocesamiento energético, a través de hornos cementeros. Los envases se destinan a coprocesamiento e incineración; los metálicos, en cambio, se van a chatarrización.

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