Desde hace casi una década, los moradores del sector Iñaquito, norte de la capital, enfrentan dos peligros inminentes: morir quemados o aplastados.

Esto debido a que en la intersección de las avenidas 10 de Agosto y Naciones Unidas, un viejo poste del que cuelga una innumerable cantidad de cables de teléfono, internet y otros servicios, se ha convertido en el elemento amenazante.

Miguel Flores cuenta que hace cuatro días se registró nuevamente un incendio en la copa del poste, producto de una chispa que se generó en el cableado. Ante la alerta, los vecinos se unieron para sofocar el siniestro con extintores, hasta que lleguen los bomberos.

“A cada rato pasa esto. Ya no recuerdo cuántas veces van, pero siempre es lo mismo. Estamos salvándonos de milagro, porque el fuego puede llegar a las guías de alta tensión y ahí sí va a pasar una desgracia”.

A más de este suceso, el reclamo también obedece al mal estado del poste, que ya presenta fisuras considerables en su estructura.

“Producto del calor de los flagelos que ha habido, el cemento se está comiendo y por desgracia no queremos que se vaya a caer encima de gente que transita por aquí o de algún automóvil. Pedimos a las autoridades que nos escuchen antes de que ocurra una desgracia”, añadió Flores.

La Empresa Eléctrica (EEQ) se pronunció aclarando que en esta estructura no hay alambres eléctricos, sino que son solamente de data (internet) o televisión.

Admitieron que el pedido de la remoción del poste ha sido reiterativo, pero indicaron que no han actuado porque este es de alumbrado público.

“Conocemos que el deterioro es porque la gente lo golpeó con unos combos para presionar su remoción, pero para evitar más inconvenientes planificaremos una visita técnica, este lunes, para tomar una remediación definitiva”, mencionó el comunicado de la entidad.

También se señaló que el incendio registrado el lunes pasado fue provocado por uno de los técnicos de las redes de datos, que presumiblemente, horas antes, realizaron una nueva instalación.

Pero el problema de las enredaderas de cables, que es parte de la fachada de las calles de Quito, sigue sin resolverse, y pese a que se cuenta con la ordenanza 293, emitida en julio de 2009, donde se garantiza el control del “uso del subsuelo, suelo, espacio público municipal aéreo, con ductería y cableado para la conducción y guía de energía eléctrica, de redes telefónicas, televisión, transmisión de datos y otros similares”, esta no se cumple.

Rita Leal no se explica cómo es posible que las autoridades del Cabildo no tomen medidas restrictivas para evitar la colocación de “tanta maraña”.

“Si ya hay una ordenanza vigente, solo háganla cumplir. ¿Cuál es el lío con eso? Cada día proliferan más cables. Hace un día, que todavía no nos recuperábamos del susto del incendio, otra vez vinieron de una compañía de televisión a tender sus cordeles. Los postes ya no aguantan y por el peso, algunos se doblan o sino los cables se asientan en el piso, al alcance de la gente”.

Un caso parecido se registró el pasado domingo en la vía principal que se dirige a Cumbayá. Una estructura se abalanzó sobre la carretera.

Pero el soterramiento también es otro ofrecimiento municipal inerte, del que se discute hace más de 10 años.

Sobre esto, el urbanista Fernando Carrión comentó que los espacios donde se ejecutó son pocos, porque el costo elevado es un limitante. “Las empresas de internet, televisión y otras que ocasionan este problema deberían subsidiar el valor”.