Para controlar el exceso de velocidad y reducir el número de siniestros, heridos y fallecidos en las vías, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) instaló 18 fotorradares en las autopistas de mayor flujo vehicular del Distrito Metropolitano de Quito.

Pero de eso ya son más de seis años y, lejos de acercarse a este objetivo, los aparatos electrónicos, para algunos ciudadanos, se han convertido en “fototrampas útiles para sacar dinero a la gente, sin siquiera haber cometido la infracción debida”.

Así lo sostuvo Hugo Sarmiento, quien conduce una camioneta de fletes desde hace más de 10 años. El hombre sexagenario contó que hace tres meses recibió una notificación de multa por haber excedido el límite de velocidad en el sector de la Mañosca y avenida Occidental. Reconoció el hecho y pagó, pero un mes después volvió a ser citado por la misma infracción, en el mismo sitio y con la misma fotografía que fue usada anteriormente por la AMT.

“No podía creer tanta sinvergüenzada. Cogieron la misma foto para volver a cobrarme. Tuve que pagar casi 130 dólares y no impugné porque el abogado me salía más caro, pero es un robo descarado”.

A Hólger Simbaña le sucedió algo semejante. Hace seis meses circulaba en la volqueta que conduce desde hace cinco años, por la Diego de Vásquez y avenida Occidental, norte de la urbe. Al percatarse de la presencia de un fotorradar, dijo que optó por reducir la velocidad a 60 kilómetros, pero su sorpresa fue enorme cuando al pasar, el aparato le tomó una fotografía y en el tablero observó 120 kilómetros.

“No podía creerlo. Yo estaba viendo el panel del carro, además, no da para tanta velocidad el vehículo, menos aún si va cargado. Era absurdo”, relató Simbaña.

Pero lo más inaudito para Agenor Tovar fue que le hayan colocado una multa de casi 130 dólares solo por haber estado junto a un carro que sí excedió el límite de velocidad en la Panamericana Norte.

“En la foto se ve que él supera los 90 kilómetros que se permite en esa autopista y yo voy atrás. Entiendo que me imputaron ese valor porque el carro, además, no tenía placas. Estos aparatos son fototrampas para sacarnos plata a los ciudadanos. Es tan descarado lo que hacen con nosotros y ni siquiera sabemos en qué se gastan tanto dinero que recaudan. Deberían rendirnos cuentas por lo menos, ya que nos estafan”, enfatizó Tovar.

Según la AMT, solo el año pasado recaudaron 6’187.819 dólares de más de 53 mil multas que registraron los fotorradares. En lo que va de 2022, ya se contabilizan 12.500 infractores, acumulando así 1.’350.000 dólares.

Mediante un documento, la entidad le indicó a EXPRESO que solamente 14 de estos aparatos están operativos, ya que los 4 restantes fueron vandalizados en las protestas de junio.

“Realizamos mantenimiento preventivo cada 12 meses y correctivo de acuerdo a la necesidad operativa. Están ubicados en la Ruta Viva, avenida Simón Bolívar, Panamericana Norte y avenida Mariscal Sucre”.

Sobre la utilización de los fondos recaudados, Freddy Erazo, administrador general del Municipio, aclaró que estos montos son adjudicados al presupuesto general con que opera el Cabildo, destinando la mayor parte del mismo al sector de movilidad.

“No solo de multas, sino de otros rubros se asigna a esta cartera. En 2021 se le adjudicó 365 millones. Este año fueron 363. Estos presupuestos no están en la planta central del Municipio, sino en el proyecto Metro, Epmmop, AMT, empresa de Pasajeros. El destino del dinero lo justifica cada entidad”, finalizó el funcionario.