Quito

Foto de Sistema Granas(32864602)
La parroquia Calderón es una de las zonas colindantes de mayor crecimiento poblacional en 20 años.Angelo Chamba

Quito, ciudad que creció a la “buena de Dios”

La fusión de la urbe con los valles y el crecimiento de Calderón ha complicado la movilidad. La contaminación es un problema pendiente. 

La ciudad ya no es ‘flaquita’ como lo fue hace poco más de 20 años. Con el paso del tiempo, al mapa que mostraba Quito delgada y alargada, ahora se han unido -por el oriente- con los valles de Tumbaco y Cumbayá, según el Instituto Geográfico Militar.

Esa ha sido la tendencia del crecimiento urbanístico, según Handel Guayasamín, expresidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha.

“La ciudad dejó de tener un desarrollo longitudinal desde finales del siglo pasado”. Además, el volcán Pichincha, en el occidente, se convirtió en una pared natural que ha impedido a los habitantes expandirse a esa dirección (ver infografía).

Esto va de la mano con la necesidad de personas de clase media y alta de hallar en estos sectores, un poco más alejados del bullicio y tráfico de la ciudad, un lugar para vivir. Sin embargo, para Guayasamín todo se fue construyendo sin una adecuada planificación.

“No se previeron las arterias fundamentales para los espacios que esta población requiere”. Y una de las consecuencias es que todo el sistema de accesibilidad vial tuvo que acomodarse en los antiguos caminos vecinales, como la vía a Guápulo, lo que dificulta el transporte público, que utiliza el 80 % de los ciudadanos pero solo cubre el 85 % de la ciudad.

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“La gente sufre por una red de vías sumamente caótica y además no se hizo la reserva de espacio público que, a futuro, deberá satisfacer la demanda de los habitantes de esos sectores”, enfatiza.

Guayasamín explica que, tras la llegada de nuevos habitantes, se ha generado una tendencia: vivir dentro de conjuntos. “Antes, los valles eran vistos como una suerte de ciudad-jardín con pequeñas casas de uno o dos pisos. Ahora se miran sectores cerrados”.

Y a su criterio esto no genera ‘ciudadanía’. La noción de barrio se ha ido perdiendo, ya que muy difícilmente existe contacto vecinal. “Anteriormente, las personas compraban en la tienda, se organizaban, se conocían”, indica.

Es probable que esta tendencia se mantenga e incluso aumente en los siguientes 20 años. Todo debido a la imposibilidad de seguirse expandiendo a otros puntos de la urbe.

Con él concuerda John Dunn, docente de Arquitectura de la Universidad San Francisco de Quito, quien indica que, debido al aumento del trabajo en el sector público, en la última década, se ha impulsado la migración, para convertirla en la ciudad más poblada del país, lo que ha dificultado la planificación urbana desde el Cabildo y la dotación de servicios.

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“La ciudad continuará creciendo, y hay elementos estratégicos que no deberían ignorarse, como es la parte ambiental. En el cantón, el sistema hidrográfico tiene altos niveles de contaminación y cuando ves la geografía del Distrito Metropolitano, te das cuenta que justamente el crecimiento hacia los valles orientales está muy dirigido hacia donde antiguamente se encontraban zonas de producción agrícola. Vale la pena analizar si es válido sacrificar la totalidad de esas áreas por el mercado inmobiliario y sus consecuencias ambientales”.

Este añade que la interconexión entre la ciudad y los valles es prioritaria, y que esta debería tener al Metro, que se inaugurará en mayo, como “espina dorsal” de la movilidad.

Para el exalcalde Mauricio Rodas, es fundamental que la segunda etapa de este sistema de transporte entre en la planificación de manera inmediata, pues será esta la que contemple la movilidad en el sector de Calderón y Carapungo.

“Cuando asumí la alcaldía, la movilidad era el principal problema que teníamos, no solo porque no cumplía con la cobertura necesaria en relación al crecimiento de la ciudad, sino porque generaba el 52 % de las emisiones de CO2. El megaproyecto del Metro, pese a sus críticas, tiene ese fin. Es necesario que esta administración y la siguiente se apersonen y que se empiece a trabajar en la segunda fase, que sería la expansión hacia La Ofelia. La ciudad seguirá creciendo y necesitará servicios de mayor magnitud”, dijo.