Quito

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Pugna. Entre los cuidadores se disputan los espacios de parqueo desde las 17:00.Gustavo Guamán

Los ‘caciques’ de las calles

Personas de chaleco naranja se adueñan y lucran de las vías que usan como parqueaderos. El Municipio no tiene una ordenanza que lo controle y regule

No son los dueños de las calles, pero se creen. Son los cuidadores de carros que han hecho de las vías más concurridas y comerciales de Quito espacios ilegítimos de trabajo. Algunos por necesidad, otros por lucro.

Cada tarde, desde las 17:00 en adelante, en la avenida República de El Salvador, al norte, un grupo de casi 20 personas que portan chalecos naranja comúnmente, pitos y franelas hacen de las calles del sector parqueaderos públicos. Cobran desde uno hasta cinco dólares. Todo depende de la actividad que realice en el sector. Y de la tarifa que maneje el cuidador que aborde al ciudadano.

Francisco Santiana lo corrobora. Visita con frecuencia esta popular avenida, y cuenta que cada vez lidia con estos “hombres naranjas” para dejar estacionado por unas horas su vehículo.

“La calle es pública y los costos que imponen son excesivos. En una ocasión me cobraron tres dólares. Cuando fui al cine fueron cinco. Primero preguntan a dónde vas, cuánto te vas a demorar, para indicarte el monto. ¡Es un abuso!. ¿Quién les dio la potestad para hacer esto?. Pero lo peor es que si no se les paga te agreden verbalmente e incluso amenazan con dañarte el vehículo”.

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En un recorrido realizado por esta y otras zonas de la capital, EXPRESO constató algunas irregularidades y conversó con un cuidador del sitio, quien por seguridad no reveló su identidad, pero sí contó que tras la fachada de los “cuidadores” se esconden organizaciones ilícitas, similares a mafias que controlan y dominan el espacio público de varios puntos de la ciudad.

“Las cabezas de la organización designan un espacio en la calle, a cada uno de los que queremos trabajar. Los más antiguos tienen las mejores zonas. A los recién llegados nos toca esperar por un sitio o que alguien falte para tomar su lugar. En una noche se parquean al menos 15 o 20 carros en una cuadra y se les cobra según el tiempo de demora”, dijo el hombre de chaleco naranja.

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Pendientes. Ni bien sale el dueño del vehículo, ellos se aproximan a cobrar lo ‘suyo’.Gustavo Guamán

Además, en el recorrido realizado se identificó que algunas de las personas que trabajan en las denominadas Zonas Azules (sitios de parqueo público a filo de vereda, autorizado por el Cabildo), hacen relevos con otros que llegan a apostarse en los mismos sitios, desde las 17:00 y se quedan incluso, hasta la madrugada. Pero también están aquellos que reemplazan su chaleco azul por uno naranja, y continúan como si nada con las labores de calle.

Hasta la fecha, el único sistema de parqueo público habilitado por el Municipio es el servicio de estacionamiento rotativo tarifado, mejor conocido como Zona Azul, el cual funciona desde las 08:00 hasta las 18:00, de lunes a viernes y en determinados casos también fines de semana.

Pero José Guaycal, taxista del sector, agregó que los encargados tampoco cumplen con sus horarios y que en ocasiones, quienes estacionan los vehículos lo hacen sin pagar por la ausencia de personal.

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“Muchos de ellos salen antes de las 17:00, para que los familiares con que trabajan hasta la noche ocupen sus espacios. Tampoco están siempre pendientes de los carros que llegan. Desde las cuatro o cinco ya no se les ve merodeando”.

Desde la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) se dijo que quienes controlan el correcto funcionamiento y uso del espacio público son los 10 supervisores con que cuentan.

“Ellos están en la obligación de verificar el trabajo de los operarios, en las 9.367 plazas que hay en Quito”.

Pese a esto, no hubo, en casi dos horas de espera, ningún supervisor en la zona que constate la ausencia del personal.

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Equipados. En la avenida Isabel la Católica y Madrid usan tiques con el precio marcado y los entregan a usuarios.Gustavo Guamán

Asimismo se indicó que los cuidadores de Zona Azul perciben una remuneración por el trabajo que realizan, a partir de un contrato mercantil que sostienen con la entidad.

Solo el año pasado, esta cartera municipal recaudó casi un millón de dólares en parqueos, mientras que en 2020 llegó a los 600 mil. Mediante un comunicado se aclaró que estos fondos son invertidos en obras públicas, pero no se especificó en cuáles. Sobre el control y sanciones a quienes realicen actividades irregulares fuera de sus horarios, pero en las mismas calles delineadas de azul por el Municipio, la Epmmop no se pronunció y reiteró que solo se encargan de controlar el espacio público.

Pero... ¿por qué se originan estas anomalías, y cuáles son las posibles soluciones?

Desde la Agencia Metropolitana de Control (AMC), se señala que el Municipio de Quito no cuenta con una ordenanza que sancione y regule este tipo de actividades ilícitas, por lo que solamente “retiran los implementos (conos, sillas, tiques) a las personas que realizan este tipo de actividad económica sin autorización”.

Según la AMC, la alternativa es continuar con estas requisas e implementar más Zonas Azules en otros puntos.

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Pero desde la academia, Alba Núñez, experta en movilidad y urbanismo, contradice la postura y recomienda implementar un sistema eléctrico de control y cobro para el espacio. Además, sugirió la construcción de parqueaderos bien equipados en zonas estratégicas para que funcionen como puntos de conexión hacia otros medios de transporte público.

“Una red de movilidad integral podría solucionar buena parte de los problemas. Generar nodos internodales con sitios de parqueos seguros, controlados y a buen precio, previo un análisis, sí serviría”.

Esta gente se aprovecha, cobra lo que quiere y no se les puede decir nada por temor.


José Guaycal

Taxista del sector de la República