Quito

Los bienes arqueológicos del país hallan casa en Carcelén

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural abrió la primera reserva técnica del Ecuador Hasta ahí se trasladaron artefactos hallados durante 50 años

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Dos millones de dólares, en promedio, se utilizaron para adecuar el espacio de la reserva. Otros dos reservorios se edificarán hasta fines de 2022.Cortesía

En la zona industrial de Carcelén, norte de Quito, en el galpón donde durante años funcionó una imprenta, ahora se guardan más de 40.000 artefactos arqueológicos; los tesoros patrimoniales del pasado ancestral del país.

Este, que abrirá sus puertas oficialmente el próximo 18 de abril, Día Nacional del Patrimonio, se convertirá en la primera Reserva Técnica Nacional de Bienes Arqueológica del Ecuador. Así lo explicó María Patricia Ordóñez, directora de Investigación e Innovación del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

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“Lo veníamos gestionando desde 2018, y era una obra que correspondía al presupuesto de inversión del INPC. Esta primera reserva es parte de un macroproyecto que contempla la adecuación de otros dos espacios técnicos y que esperamos que estén listos para fines de 2022”, explicó.

Hasta este galpón llegaron artefactos de todo el país, que hasta entonces reposaban en cajas selladas, y en repositorios privados, sin acceso al público. Se trata de implementos, vasijas, máscaras y herramientas halladas en excavaciones que datan de los años ochenta hasta la actualidad.

La idea es que, a partir de mayo, la reserva se abra a los investigadores,  expertos y estudiantes de arqueología, para que puedan consultar las piezas y elaborar proyectos.

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Resfa Parducci fue la primera arqueóloga ecuatoriana. La reserva lleva su nombre.Cortesía

El repositorio será gestionado por un equipo técnico multidisciplinario de arqueólogos, conservadores y catalogadores.

Entre los artefactos que arribaron a Carcelén están los de las excavaciones en el Jardín del Este, en lo que hoy es el centro de Cumbayá, que permitieron identificar las culturas y hábitos de las tribus que habitaron en Quito, y las del Valle del Quijos, en Papallacta.

“Estas excavaciones fueron cruciales para la historia porque los artefactos nos permitieron descifrar cómo se hacía el intercambio de bienes entre la Costa y la Amazonía”, comentó Ordóñez.

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Al acervo también se sumó una parte de los bienes hallados durante la excavación de la Plaza de San Francisco para la edificación de una estación del Metro de Quito, y los encontrados durante el trazado de la Ruta Viva, vía que conecta la capital con el aeropuerto.

La reserva lleva el nombre de Resfa Parducci, la primera arqueóloga ecuatoriana.

Ordóñez indica que esta fue la primera y única opción para darle un nombre, pues rinde homenaje a una de las expertas más importante del país.

“Resfa venía de una familia de arqueólogos, y desde los diecisiete años se volcó en el quehacer arqueológico. Era casi totalmente autodidacta, pero aun así tomó lo hallado en la excavación y lo llevó al laboratorio, que fue un paso importantísimo para la historia, sobre todo para lo que conocemos como la Fase Guayaquil”, dijo.

Además de abrirse a los investigadores, la reserva también contará con recorridos para el público general, cuyo lanzamiento se espera en junio.