¿Cuántas veces has recibido una crítica destructiva camuflada con un “pero no te vayas a ofender”? Algunas, es probable.

El problema no es la sinceridad, el problema es el sincericidio; es decir, usar "la verdad" para provocar daño a otros o a uno mismo. Aunque ambos conceptos podrían ser muy parecidos, en la práctica se vuelve difícil de diferenciarlos. Usar la verdad para provocar daño a otros o a uno mismo NO es sinceridad. 

María Belén Sucre, psicóloga y creadora de contenido en BELENSPOT, conversó con Vibrando Alto de EXPRESO sobre la importancia de diferenciar entre hablar con la verdad y herir con la verdad.

Es importante ser honesto, y decir la verdad, "pero con respeto y empatía", señala la experta.

"Cuando hablamos de sinceridicio, hablamos de decir la verdad sin prudencia, sin límites y sin tener en cuenta lo que siente el otro. Es todo aquello que dices en nombre de la verdad, pero sin pensar si estás destruyendo o no con tus palabras. Lo que correcto es poder transmitir la verdad través de la empatía y al inteligencia emocional”.

Es muy común escuchar “no te ofendas pero…” “te lo digo porque yo soy sincero y debes valorarlo…” o “te lo digo por tu bien…”, sin embargo el tema está, según Sucre, en que a veces esto que aqueja a los pacientes les genera la pregunta: “¿por qué si esto era para mi bien, me sentí mal?” Y ahí está la clave, en identificar por qué te sentiste mal y aprender a identificar el mensaje que recibiste.

“Qué distinto es incluir o acompañar a esa persona para ayudarla en alguna dificultad que este teniendo”, explica la profesional.

¿Qué puede ocasionar el sinceridicio?

Puede llegar a ocasionar una herida muy profunda en la autoestima; sobre todo si quien lo dice es una persona muy cercana.

Pero como reaccionas frente a al sincericidio también marcará la diferencia y te permitirá enseñarle al otro cómo ser sincero, dando o recibiendo comentarios constructivos y no destructivos. 

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