Dice Papá Jaime en su libro ‘Te amo pero soy feliz sin ti’, que “el problema surge cuando se dependen psicológicamente y emocionalmente de otras personas o de ciertas cosas, ya sea de poder, reputación, dinero, fama o aprobación para ser felices; ya que cuando se logra conseguir aquello que deseamos o poseer a quien queremos, nos perturbamos y perdemos lo que creemos que es la felicidad. Es en ese momento cuando nuestro deseo se convierte en apego y empezamos a sentir temor de perder a esa persona o cosa que supuestamente nos da la felicidad”. (Pag. 20)

El apego se nutre del miedo y cuando se empieza a sentirlo, llega el sufrimiento. Para la psicóloga Cassandra Hidalgo, el primer paso para evitarlo es poder aceptar e identificar lo que ocurre en nuestra vida, de lo contrario será difícil comenzar con pequeños cambios.

“El apego siempre lo encasillamos con las relaciones románticas, pero también podemos tener esta dependencia emocional con amigos y familiares”, explica Hidalgo, ya que a veces estas familias no suman y nos hacen daño, generando en ocasiones ansiedad, y nos llevan a episodios depresivos y de estrés.

“Mientras yo no trabaje en lo que causa esta dependencia, saltaré de relación en relación, manteniendo esta dependencia emocional”, menciona la experta, entre los motivos por los cuales es importante analizar lo que implica. ¿Qué buscamos realmente? ¿Qué no estamos viendo? ¿Hubo carencia afectiva en mi infancia? Es importante resolver estas dudas.

Las personas que tienen una dependencia emocional no soportan estar solas, dice la psicóloga en el pódcast Vibrando alto. "Piensan que al perder a una persona, su vida se va a acabar". 

¿Por qué no nos damos cuenta que estamos teniendo un apego?

Se compara con la adición, “primero no lo queremos ver, no siempre somos conscientes. Debemos analizar y quitarnos la venda, qué queremos de esa persona y como nos sentimos sin esa persona a nuestro lado”, añade.

Conclusión

La individualidad, la libertad y la autonomía, que surgen como consecuencia del amor, son las bases de todo, sin ellas las relaciones, ya sean familiares, amorosas o de amistades nos costarán su identidad por estar viviendo a través de la otra persona.