La vejez deseada

Hay personas esperando y necesitando una prestación de salud y de jubilación detrás de las cifras del IESS que advierten un panorama incierto.

Las cifras, los informes actuariales y las previsiones no pueden ni deben interpretarse en frío. Cuando se trata de analizar la situación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad y de las aportaciones de los trabajadores durante toda su vida, hasta la jubilación, es justo ser conscientes de que tras cada número, tras cada faltante, tras cada dólar más invertido, despilfarrado o, directamente, perdido, hay personas. Ciudadanos que contribuyen en espera de tener una prestación cuando la necesiten, ya sea por salud, ya sea por vejez.

Las autoridades están obligadas a ejercer con máxima responsabilidad sus funciones siempre teniendo en mente que sus decisiones pueden determinar que son las personas las que se verán beneficiadas o perjudicadas directamente y que, esos mismos contribuyentes sí han sido rigurosos en cumplir con sus obligaciones para con el IESS.

No se puede tratar a la ligera, por tanto, la crítica situación de la Seguridad Social y el eventual fracaso del sistema. De darse, no solo habrá que buscar culpables y buscar un resarcimiento en ellos, sino que el mismo Estado se verá en la obligación de responder ante la situación de indefensión en la que deja a sus ciudadanos.