Editoriales

Los olvidados

"El Gobierno no puede promulgar disposiciones dejando en el limbo a miles de ciudadanos, con el riesgo de que se incremente el desempleo"

Ciertos sectores han visto pospuesta su reactivación. En el turístico, con la apertura de las playas fijada para el 22 de este mes, los negocios cuya actividad gira alrededor de esta apertura (hoteles, restaurantes, comercios), aunque tendrán que esperar casi veinte días, por lo menos ya tienen un horizonte para proyectarse. Mejor suerte tuvieron los cines, teatros, parques nacionales y zoológicos, que con aforo reducido ya podrán abrir sus puertas. No ocurre igual con las discotecas y clubes nocturnos. Su panorama es incierto, lo que podría conducir al cierre definitivo.

La educación es tema aparte. Mientras no se reanuden las clases presenciales, los negocios y servicios que dependen de la asistencia de estudiantes a los planteles educativos, sucumbirán. Bares, librerías, y sobre todo transportes escolares, simplemente han visto desaparecer su modo de ganarse la vida. Los transportistas escolares, por ejemplo, podrían movilizar sectorizadamente a la población, supliendo la oferta de buses, que por la pandemia no operan al 100 % de su capacidad.

El Gobierno no puede promulgar disposiciones dejando en el limbo a miles de ciudadanos, con el riesgo de que se incremente el desempleo. Debe proponer soluciones, aunque sean temporales, para capear la crisis.