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Adiós al caudillo

"Es hora de dejar atrás la imagen de aquel caudillo que salvará a la patria de la degradación. Si algo se puede rescatar del pasado será el debate de doctrinas que le den una salida viable a los problemas nacionales"

El Ecuador vive una crisis de representatividad política reflejada en la ausencia de decisiones trascendentales para el desarrollo económico y social. Los últimos acontecimientos dan cuenta de que la vieja guardia no ha logrado aglutinar las aspiraciones de los distintos gremios para paliar la crisis moral y ética del servicio público, reflejada en los escándalos de corrupción en el sistema sanitario durante la pandemia del coronavirus. El poder Legislativo, atrapado en la anomia y sin capacidad de reacción, ha estado ausente de su principal labor, la fiscalización eficaz, y ha privilegiado el cálculo político con miras a los próximos comicios. La ciudadanía debe aprender de la amarga experiencia que dejó la elección de populistas que sustentaron su discurso en la demagogia, desnudando así su falta de preparación y enorme sed de ambición. Es hora de dejar atrás la imagen de aquel caudillo que, con mesiánicos atributos, salvará a la patria de la degradación. Si algo se puede rescatar del pasado será el debate de doctrinas modernas que le den una salida viable a los problemas nacionales. La ciudadanía debe exigir un plan de gobierno y la lista de colaboradores de los postulantes, lo que servirá para tomar mejores decisiones. La esperanza está en sus manos.