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Fuerza de Tarea...

"Se necesita de mucho coraje para actuar como Diana Salazar lo está haciendo. De figura delicada y facciones finas, pareciera que no es capaz de un arrojo tan grande. Las apariencias engañan, una vez más."

No me referiré a la Fuerza de Tarea Conjunta que el Gobierno del presidente Moreno armó para la siniestra tarea de recoger cadáveres en Guayaquil y Guayas en lo más álgido de la pandemia. Hablo de la Fuerza de Tarea Multidisciplinaria que ha debido formar la fiscal general de la Nación, Diana Salazar. Muchos podrán decir que la armó para recoger otro tipo de cadáveres: políticos, a quienes la corrupción les pudrió en vida el cuerpo y el alma, y solo tienen un destino: el sepulcro.

Diana Salazar tendría que multiplicarse. Se la requiere desde el Carchi hasta el Macará; desde las islas Galápagos hasta la Amazonía. Se la busca para intentar poner freno a la pandemia de la corrupción, tan grave como el propio coronavirus. Con 45 investigaciones por malos manejos en el contexto de la emergencia nacional, nos da unas pinceladas de la acuarela fétida que refleja buena parte de nuestra sociedad. ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo hemos permitido llegar a este punto en que los principales funcionarios públicos, elegidos con el voto mayoritario de los ciudadanos, causan deshonra y vergüenza?

En la provincia del Guayas hay 12 procesos de investigación; en Los Ríos, 11; en Manabí, 4; y en Pichincha, 3. El resto, en otras 9 provincias del país. Antes nos lamentábamos del manejo mafioso de los hospitales, entregados como botín a cambio de favores políticos. Ahora hemos apreciado boquiabiertos las acusaciones de corrupción dentro del Municipio de Quito y de la Prefectura del Guayas. Y de inmediato, la actuación de la Fiscalía General, con sendos allanamientos tanto en la capital como en Guayaquil.

Se necesita mucho coraje para actuar como Diana Salazar lo está haciendo. De figura delicada y facciones finas, pareciera que no es capaz de un arrojo tan grande. Las apariencias engañan, una vez más.

De paso, ha reconocido la gran demanda de la ciudadanía, en el sentido de que las actuaciones de la Fiscalía no pueden y no deben diluirse en el tiempo, sumergidas en la oleada de nuevos escándalos de corrupción. Les pasa a muchos y también a mí, que nos preguntamos ansiosos y rabiosos por el desenlace de tal o cual denuncia que en su momentos nos estremeció. Y nada. No hay respuesta, porque no pasó lo que esperábamos. De los cientos de escándalos de corrupción, ¿cuántos llegan a judicializarse? ¿Cuántos terminan en sentencias con prisión y multa?

En el ánimo de responder a esa demanda nacional, se ha creado esta Fuerza de Tarea Multidisciplinaria, que pretende ser mucho más que un buen título, sino una suerte de texto que permita recoger el momento tan crítico de nuestra sociedad. Entonces el titular está bien, pero queremos leer las líneas y completar los capítulos y llegar a un final honroso.

Para lograrlo necesitamos mucho más que una fiscal general con coraje y decisión. Necesitamos una sociedad exigente que comprenda su capacidad fiscalizadora, que no es lo mismo que dedicarse a criticar y denostar en las redes sociales. Una generación de hombres y mujeres empoderados, que exija e imponga líderes capaces de priorizar las grandes causas nacionales; dispuestos a trabajar con la verdad, con compasión y ofreciendo salidas por donde salgamos ganando ojalá todos. ¿Pido mucho? No. Quizá no estemos viendo a esos líderes y lideresas que se están probando en estos tiempos, trabajando con fuego sin quemarse. Trabajando con la gente sin fallarle. Marcando abismales diferencias con aquellos que deben caer en el fango, como consecuencia de sus falsos valores, de su ambición, de su miseria, de buscar enriquecerse con los dineros que debían servir para salvar vidas.

Que la Fuerza de Tarea Multidisciplinaria sea grande, positiva, inmensa. A la altura de los momentos cruciales que vivimos.