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Terminar con el vacío

Avatar del Rubén Montoya

Desmontar esa fuente de recursos que desde hace 50 años tenemos pero no gozamos todos los ecuatorianos, es atacar a la cueva de Alí Babá...’.

A los gestos y hechos positivos que abonan los dos primeros meses del Gobierno se le oponen dos factores que en administración pública son fundamentales: la visión política estratégica y el saber comunicar.

Resaltan la campaña de vacunación, la eliminación de varias trabas burocráticas y de ciertos aranceles, y hasta la informalidad -ojalá genuina- en el ejercicio cotidiano del poder: se agradece no ver a un presidente rodeado de un ejército de lambones que solo engrosa el piponazgo dorado de Carondelet.

Pero por la ausencia de una estrategia política y comunicacional hay otros que se diluyen y cuyo vacío debería terminar. Por ejemplo: Guillermo Lasso ordenó liquidar Seguros Sucre y allí murió la flor. Pero resulta que esa matriz de ineficiencia merece ser desmontada de cara a la sociedad y no como si se estuviese liquidando un negocio de mafiosos. Sucre fue la empresa que a dedo aseguraba los bienes de las empresas públicas y elegía a quienes estaban en la parte gorda del negocio: los reaseguradores. ¿Cómo un perjuicio que se normalizó y legitimó desde el propio Gobierno pasará sin dejar huella?

El segundo ejemplo es más profundo: Lasso diseñó una nueva política hidrocarburífera y la notificó hace tres semanas. Y se fijó a sí mismo un plazo de 100 días para ponerla en práctica. Sabremos, al fin, cómo es en realidad el negocio petrolero, quiénes han sido sus intermediarios o manejan sus rutas de transporte y sus cuotas de comercialización; cuáles son las cláusulas mágicas de los contratos…

Debe ser de las noticias más importantes que ha producido un presidente en décadas. Porque se trata de reencausar la industria que generó la mayor riqueza nacional… y la mayor corrupción de que tengamos memoria. Desmontar esa fuente de recursos que desde hace 50 años tenemos pero no gozamos todos los ecuatorianos, es atacar a la cueva de Alí Babá. Nadie antes lo ha hecho y la razón es simple: tras el negocio petrolero se esconde el verdadero poder que ha gobernado nuestro país. ¿Lo combatirá en serio el presidente? Si no remedia su vacío político y comunicacional, no creo que en cien días lo sepamos.