La tercera guerra mundial es biológica

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No usan máscara que permita respirar aire fresco. No se lavan las manos ni se cepillan las uñas por dentro. Las mujeres solo se las pintan por fuera.

El virus creado por China Comunista (Wuhan) en diciembre de 2019 inició la tercera guerra mundial. Es biológica. China contra Occidente. No se trata de un simple virus. Es el arma letal que China usa para influir en la elección presidencial en EE. UU. y someter a Occidente y al resto del planeta.

El más agredido es EE.UU., con 8’600.000 contagios y más de 225.000 fallecidos. Le sigue India, que supera los 7,9 millones contagiados y 225.000 muertes.

El coronavirus o COVID-19, se expande por el mundo. Ha infectado a cerca de 44 millones. 1,1 millones de muertos y recuperados 29,3 millones. Brasil, rebasa los 5,3 millones de contagiados y 157.000 decesos. Rusia supera 1,5 millones de contagios. Francia 35.000 fallecidos y un millón de casos en nueva cuarentena. España tiene más de 35.000 muertes y en la Unión Europea alcanzan el millón de contagios. Son los más afectados por la pandemia. Argentina y Colombia superan esta cifra. El Reino Unido, Perú y México sobrepasan los 880.000 contagios.

Por la expansión de esta perversa arma letal, la mitad de la población mundial está sometida a nueva cuarentena, con distanciamiento social. Sus economías están paralizadas. Gravísimo daño a la industria, la agricultura y conexas. Perversa recesión en todo el planeta.

La gente pobre se muere de hambre. Millones han perdido sus empleos. Asaltos, robos, delincuencia las 24 horas del día. Cientos de miles no entienden y sin responsabilidad siguen de fiesta. No respetan. No usan máscara que permita respirar aire fresco. No se lavan las manos ni se cepillan las uñas por dentro. Las mujeres solo se las pintan por fuera.

La pandemia arrasa América y todo el mundo. Los contagios aumentan y los fallecidos ya superan los 627.000. Europa e Italia han sobrepasado los 262.000 muertos; afrontan el otoño con una segunda ola que, con España, se extiende por toda Europa, obligando a nuevas y severas restricciones en la actividad y la movilidad, recurriendo incluso al toque de queda como medida para frenar los contagios, sobre todo entre jóvenes.