Estamos a 13 días de elegir presidente. Los problemas que nos afectan, tales como economía deficitaria, falta de trabajo, de seguridad física, jurídica, etc., deben ser enfrentados con conocimiento, capacidad y los recursos necesarios, porque sin estos cualquier solución es impracticable, pasando a ser promesas falsas del candidato y esperanzas vanas del pueblo.

Recordemos que hasta el (2006) antes del gobierno de la revolución ciudadana, de 10 integrantes de una familia, 7 tenían trabajo pleno y 3 estaban desempleados; en el gobierno de la revolución ciudadana (2006-2017), la proporción se invirtió a 7 desempleados y 3 con empleo pleno, resultado de la imposición de políticas que estrangularon al empresario, el cual cerró su empresa y/o la trasladó a otro país, al igual que compatriotas migraron en busca de mejores condiciones de vida y empleo.

En el gobierno de la revolución ciudadana la corrupción la vivimos a tope, por ejemplo, al construir una carretera 4 veces más cara de lo normal, con lo cual no solo nos robaron la plata por el sobreprecio; nos robaron también la posibilidad de, en circunstancias normales, tener 4 carreteras más en lugar de una, sucediendo igual con otras obras.

Tras el terremoto de Pedernales el gobierno de la revolución ciudadana creó un impuesto para recaudar recursos y reconstruir el hospital y las viviendas de Pedernales, pero desviaron, indolentemente, dichos recursos al pago de burocracia, sin importarles la condición de precariedad sanitaria y social de los damnificados, burlándose de los contribuyentes.

Nos encontramos en la mierda por haber elegido con el estómago. El Ecuador está enfermo, requiere un especialista, no un maniquí de ventrílocuo, cuentero, cómico o psíquico folclórico. Así como no confiaríamos la cesárea que traerá a nuestro hijo al simpático carnicero del barrio, sería estúpido poner nuestro futuro en manos de un improvisado. En uno y otro caso necesitamos al especialista, de reputación, capacidad y honestidad reconocidas, que sabe qué y cómo hacer para salvar el futuro del país y de los ecuatorianos.