Premium

Soy madre

El error radica en creer que las madres esperamos el afecto de nuestros hijos en el segundo domingo de mayo. Pues les contamos que no es así, el Día de las Madres es cada día que Dios nos da de vida’.

Soy madre, porque tuve la bendición de tener cuatro maravillosas hijas que enriquecieron mi vida y me trajeron cuatro hijos formidables.

Soy madre, porque sufrí con cada golpe, con cada caída, con cada ‘bullying’, con cada corazón roto, con cada mal amigo, con cada decepción, con cada fracaso, como si fuese mi propia vida. Soy madre, porque una inexplicable emoción se adueñó de mi ser cuando pude abrazar por primera vez a cada uno de mis doce nietos. Soy madre, porque aún hoy, que ellas tienen sus familias sólidas, si necesitan de mí, respondo de inmediato, sin dudar, cómo, cuándo y dónde, sin preguntar el porqué. Soy madre, porque lo ejerzo día a día cuando pienso en mi familia, desde que puedo vivir un nuevo día. Soy madre, por el orgullo que siento de que los valores fundamentales que fueron inculcados en ellas son transmitidos y mejorados en la formación a sus hijos.

Escribo estos muy personales pensamientos frente al nuevo Día de la Madre de este domingo, en el cual estaremos nuevamente en confinamiento por segunda vez en dos años. Oigo en casi todas las reflexiones de los medios de comunicación que piden algún tipo de flexibilidad para que los hijos puedan visitar a sus madres.

El error radica en creer que las madres esperamos el afecto de nuestros hijos en el segundo domingo de mayo. Pues les contamos que no es así, el Día de las Madres es cada día que Dios nos da de vida.

Las madres sabemos que estamos en pandemia y que por lo tanto una visita de nuestros hijos puede poner en riesgo nuestra vida. Las madres sabemos que estamos en una gran crisis económica y realmente preferimos que no se hagan egresos innecesarios por el hecho de agasajarnos. Las madres sabemos el inmenso amor que recibimos de nuestros hijos. ¿Quieren realmente demostrarnos su amor? Cuídense, cuiden a sus familias, no se expongan en diseminar una pandemia que ni la misma comunidad científica sabe manejar.

No se pregunten qué regalarnos, pregúntense qué pueden hacer para tomar más precauciones, para pronto nuevamente recibir un te amo mamá, con reuniones, abrazos y besos. Tranquilos chicos, esto también va a pasar.