Columnas

‘Eau de Clorox’

'Volvamos a lo básico, donde cada familia se ocupa de su familia y si somos menos, mejor'.

La pandemia nos está enseñando a vivir la vida de una manera diferente y a apreciarla por todo lo que nos da, en estas épocas, especialmente, sobrevivir. Nuestra interacción cada día será más difícil por el temor a contagiarnos. No nos miramos, no nos acercamos, no preguntamos… El teléfono inteligente se ha convertido en nuestra herramienta de comunicación, en un puente de afectos, preocupaciones y expresiones hacia nuestra sociedad.

Salir era una actividad necesaria y obligatoria cambiando nuestro atuendo, hacíamos un esfuerzo maquillándonos, poniéndonos tacos y enseñando una linda cartera; ahora pasaremos a cubrirnos casi como musulmanes. No por religión sino por protección. Todo ese ‘glamour’ se ha terminado por lo menos por un tiempo porque la pandemia va para largo. Igualmente nos agradaba el olor a un buen perfume, decíamos olor a limpio; ahora olor a limpio es olor a cloro, nuestras casas constantemente perfumadas con ese olor a desinfectado. Tenemos todos los productos posibles de desinfección y los usamos todo el tiempo. Nuestras prioridades cambiaron definitivamente, los que tenemos que quedarnos en casa y hacer teletrabajo nos preocupamos de que todos en la familia tomen su limón caliente, alguna medicina natural para fortalecer el sistema inmunológico y preocuparnos por nuestra alimentación. Al estar sin apoyo de nuestras administradoras del hogar nos hemos dado cuenta de lo difícil que es manejar una casa y debemos agradecer a las personas que nos hacen la vida más operativa. La forma de vida se tiene que volver más práctica, la hemos complicado demasiado y una situación de emergencia como esta nos ayuda y enseña a reorganizarnos y evaluarnos. Nuestro mundo estaría mejor si fuésemos menos habitantes, y los gobiernos deben tener como prioridad educar a nuestra población más vulnerable para no tener tantos hijos y hacerlos responsables si los tienen. La maternidad gratuita no es un derecho.

Volvamos a lo básico, donde cada familia se ocupa de su familia y si somos menos, mejor. Algún momento volveremos a salir esperando que esta experiencia nos ayude a ser mejores en todo sentido, saber que hemos tenido una nueva oportunidad de vivir y que algunos han logrado sobrevivir.