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La humanidad, Rusia, Ucrania, China, Taiwán...

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Sería bueno que psicólogos opinen sobre lo que está pasando en la humanidad. Tenemos la impresión de vivir una tercera guerra mundial, por lo pronto sin el empleo del poder atómico

Sería bueno que psicólogos opinen sobre lo que está pasando en la humanidad. Tenemos la impresión de vivir una tercera guerra mundial, por lo pronto sin el empleo del poder atómico.

Para empezar, la invasión de Putin a Ucrania ya pasó de seis meses y habría pocas probabilidades de que se detenga. Rusia la reclama como su territorio y Ucrania dice que hasta que los rusos no abandonen sus tierras, seguirá la guerra.

China, con el ejemplo de Rusia, cada vez está más cerca de tomarse Taiwán. Este se considera un Estado independiente y posee la garantía, reafirmada una vez más, de que Estados Unidos impedirá que esto suceda.

Afganistán, en poder de los talibanes, parece haber desaparecido de las noticias, pese a que se violan todos los derechos humanos. Tras años de un brutal conflicto civil, lucía como si un gran cambio se avecinaba. Una “nueva fuerza de declarados patriotas afganos” había obtenido el control militar de más del 40 % del país. Muchos de los combatientes eran poco más que pupilos religiosos. Se hacían llamar talibanes y 25 años después de combatir contra una coalición militar internacional, con miles de vidas perdidas, ahora son quienes dirigen Afganistán.

Los talibanes surgieron en 1994, a la retirada de las fuerzas soviéticas de Afganistán en 1989. La URSS había invadido a su vecino en 1979 para apuntalar el gobierno comunista de Afganistán y encontró el mismo destino que otras potencias: su expulsión. Los soviéticos fueron derrotados por combatientes islámicos conocidos como muyahidines, que contaban con apoyo del gobierno de EE. UU., que estaba listo para intervenir contra su rival de la Guerra Fría.

Desde que EE. UU. decidió retirarse en 1996, los talibanes declararon un emirato islámico e impusieron su estricta interpretación del Corán y la aplicaron con brutales castigos en público, entre ellos azotes, amputaciones y ejecuciones en masa. Restringieron muy severamente el papel de las mujeres, sacándolas de las escuelas. Las que eran sorprendidas fuera de casa con el rostro descubierto se arriesgaban a castigos muy severos.

A partir de que los talibanes volvieron a tomar el poder en agosto de 2021, el grupo ha hecho retroceder los logros alcanzados y reinstauró su dura interpretación de la ley islámica, que asfixia y aplasta los derechos de las mujeres.

El nuevo gobierno talibán ha prohibido a las niñas asistir a escuelas secundarias. Las mujeres se visten de pies a cabeza con burkas que las ocultan en público. Los hombres de las oficinas gubernamentales han recibido instrucciones de dejarse crecer barba, vestir ropas tradicionales afganas y gorros de oración, y dejar de trabajar para rezar. Miles de mujeres que ejercían de abogadas, juezas, soldados y policías fueron separadas de sus cargos. ¿Y los organismos internacionales? Silenciosos.