Columnas

Todos los animales son iguales

'Muchos cambios se fueron dando en la granja después de la revolución'.

En 1945, George Orwell escribió su famosa novela satírica La rebelión en la granja. En ella, Orwell relata de manera alegórica la revolución que llevan a cabo los animales de una granja para expulsar a su tirano granjero, el humano señor Jones. Los cerdos, líderes intelectuales de la revuelta, instauran un nuevo régimen animalesco donde dictan siete mandamientos que escribirían luego en la pared del granero. El nuevo heptálogo regiría la granja animal buscando la igualdad y el bien común entre todos los animales. Especial relevancia tenía el séptimo y último mandamiento: “Todos los animales son iguales”.

El 7 de enero del 2020 la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad la Ley de Emprendimiento e Innovación, entre aplausos de asambleístas y emprendedores. Algún emprendedor llegó a manifestar con entusiasmo: “Hay que seguir trabajando para que en Ecuador innovar sea un derecho”.

Hasta lo que conozco, innovar es un derecho natural por efecto del derecho a la libertad y a la vida. Supongo que el emprendedor se refirió a lo difícil que es iniciar negocios en el Ecuador. El exceso de impuestos y regulaciones hacen muy difícil para los nuevos negocios cumplir con la formalidad. Ahora bien, reflexionemos si la solución a estas trabas pasa por esta nueva ley o, dicho de otro modo, ¿arreglaremos realmente la vieja regulación con una nueva?

La nueva ley parte del principio de que para acceder a los supuestos beneficios todos los emprendedores -determinados por la misma ley- deben inscribirse en un nuevo Registro Nacional de Emprendedores

¿Seguimos creyendo que las soluciones a nuestros problemas parten de la planificación central y en extender el dirigismo del Estado sobre nuestras vidas y actividades? ¿No sería más fácil y práctico aprobar una corta ley que exonere por cinco años a todas las empresas nuevas de las obligaciones tributarias, laborales y regulatorias? ¿Una suerte de ‘laissez faire’, al menos temporal?

 El día que entendamos que para producir no necesitamos autorización de los que no producen sino más bien abaratar y desregular el proceso, podremos realmente liberarnos de las cadenas que nos atan a la pobreza. Pasaremos de ser meros observadores del emprendimiento en las sociedades libres a ser, esta vez sí, verdaderos protagonistas de la innovación y desarrollo.

Muchos cambios se fueron dando en la granja después de la revolución. Los cerdos fueron sometiendo al resto de animales con la ayuda de los perros amaestrados. Mientras que los cerdos se daban festines y engordaban a diario, el resto de animales se morían de hambre. Los cerdos cada vez se asemejaban más al odiado señor Jones en su aspecto y sus costumbres.

Poco a poco los cerdos fueron borrando los mandamientos hasta dejar uno solo en la pared. Los animales fueron corriendo a llamar al burro Benjamín, uno de los escasos animales que podía leer. El burro Benjamín reconoció inmediatamente que se trataba del séptimo mandamiento, pero que contaba con un añadido. Con dificultad, y ante la perplejidad de los animales, el burro Benjamín logró masticar las siguientes palabras: “Todos los animales son iguales… pero algunos animales son más iguales que otros”.

¡Hasta la próxima!