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Saldo positivo

Avatar del Irene Vélez

"¿está dispuesto Nebot a ganarse este dolor de cabeza?"

El viernes pasado pregunté: ¿qué país entregará Lenín Moreno? Y, ¿a quién? ¿Qué país? Uno dividido y polarizado. Llegaremos a 2021 desgastados. El contexto político y la crisis económica nos llevarán a demandar este perfil al nuevo mandatario: alguien con autoridad para poner orden en un país que se autocalifica como ingobernable. En ese escenario se solidifica Jaime Nebot. Sin embargo, ¿es esta demanda suficiente? ¿O serán las adversidades actuales determinantes? Esas podemos resumirlas en: (i) El rol de Cynthia Viteri. Según la encuestadora Mitofsky, Yunda alcanzó 89 % de aprobación durante la crisis. Viteri, 21 %. Fue percibida como incapaz, soberbia y con varios errores políticos. Situación incómoda: si la respaldaba, hundía su imagen. Pero, ¿cómo criticar a quien endosó? Aunque haya optado por la prudencia del distanciamiento, si el actuar de la alcaldesa es percibido como extensión de su liderazgo, su posible candidatura será salpicada. (ii) La caducidad del “modelo exitoso de Guayaquil” como su bandera. Antes lo más destacado en su CV. Ya no. Guayaquil hoy no es ejemplo de éxito sino de lo que debe evitarse. Si bien la “culpa” excede incluso al gobierno nacional, y no puede racionalmente trasladársela a la administración anterior; en una contienda política no dudarán en recriminarle su corresponsabilidad. Podría defenderse, mas utilizarlo como emblema sería muy arriesgado. Pese a las fuertes amenazas a su posible candidatura, Nebot saldría aún con saldo positivo. En su perfil sobresalen su autoridad y experiencia. Es una apuesta segura. Ya gobernó en cualquier contexto político y pudo gestionar; no tendría que tantear qué funciona. Cualquier candidato deberá enfatizar su plan para superar la ingobernabilidad y reactivar la economía. Jaime Nebot ya propuso una consulta popular en temas clave. Devuelve así la decisión a los ciudadanos pues su confianza en la clase política para sacarla del problema ha culminado. Pero hay una interrogante que se debe responder antes que las demás: ¿está dispuesto Nebot a ganarse este dolor de cabeza? Indicios tenemos; solo una persona tiene la respuesta definitiva.