Columnas

Crisis electorera

Pero como aún sobrevive algo de optimismo en los ecuatorianos, estamos seguros de que de alguna manera se resolverá la iliquidez del presupuesto electoral.

La pobreza, así como la castidad y otras abstinencias, a pesar de ser una desgracia, viene a ser una muy buena virtud. Según los códigos religiosos no aptos para los ateos, siempre tan materialistas, puede servir para lograr un pasaporte al cielo donde San Pedro abre sus puertas tan solo a los que durante en sus vidas no hayan transgredido el límite de los pecados veniales y mortales, con los que siempre nos está tentando el demonio.

Sin embargo, en la realidad de la existencia, con un gobierno que aspire a esa santidad propia de los ‘chiros’, está destinado al fracaso, ya que la actividad pública solo puede funcionar en base a una economía segura que permita darle al pueblo, es decir a los gobernados, la solución a sus necesidades.

Desgraciadamente la pandemia del coronavirus que exportaron a casi todo el mundo los chinos de ojos rasgados, como una ‘peste amarilla’, nos ha empujado a la miseria, sobre todo al Estado que, por esa razón, se ha convertido en un ente supermoroso que ahora le adeuda a todo el mundo, en especial a los organismos públicos (algunos de los cuales ha tenido que ‘podarlos’ como a los Ferrocarriles, a los Correos, entre otros).

Esta realidad que nos ha convertido en menesterosos pone en peligro la realización del más importante de los procesos electorales, cuyo día crucial será un ‘domingo 7’, tan temido por los supersticiosos acostumbrados a tocar madera ante la presencia de actos o personajes que consideran maléficos.

Así pues, el Consejo Nacional Electoral, al igual que los también adeudados municipios del país, ha dejado a sus vocales con las manos amarradas, por lo que el gobierno se niega a enviarles a pesar de que el proceso está al rojo vivo, como suele decirse, luego de que se convocó a las elecciones, y al día siguiente comenzó la etapa de inscripción de los binomios presidenciales y de las listas para llenar las curules de la ahora tan desprestigiada legislatura.

La situación de crisis en el CNE es tan problemática que no solo se le ha reclamado al Ministro de Finanzas por esta demora, sino que incluso están pidiendo su destitución.

Pero como aún sobrevive algo de optimismo en los ecuatorianos, estamos seguros de que de alguna manera se resolverá la iliquidez del presupuesto electoral.