Sobre esta importante ciudadela de la cual soy residente desde casi sus inicios, a fines de los años 90, cuando aquellos que para retornar a sus villas en la noche desde la ciudad, por haber ido al estadio, cine, etc. teníamos que ir al Centenario, donde estacionaba un antiguo bus, para salir a la 01:30 a. m. con dirección a nuestra ciudadela, pasando por Urdesa, dejando a todos los trasnochadores agradecidos por ese único servicio diario que nos daba su propietario, el inolvidable Don Richard. Hoy, en medio de un tráfico desaforado, recordamos esa tranquilidad nocturna arrullados por el cantar de batracios y el lejano ruido de los carros bananeros que iban al puerto. 

Aún podemos disfrutar de cierta tranquilidad, pero por favor, que la ATM solucione el incontenible y descontrolado tráfico por la Av. Central, que recepta cuatro vías importantes (norte, sur, este y oeste) y por la cual un peatón, en especial de la tercera edad, para cruzar debe encomendarse al Cielo, pues los conductores casi no respetan y más bien aceleran cuando uno tiene que pasar. 

Piensen también en niños y mascotas. A propósito de la falta de zonas verdes, sugiero al Municipio utilizar el espacio que seguramente los constructores de la ciudadela dejaron previsto: la intercesión de las cuatro esquinas de las calles Cuarta y Av. Central, área suficientemente grande para un bonito parque, que de paso aguantaría la velocidad de los miles de carros que trafican casi las 24 horas por la citada avenida. 

Alfredo Minervini Faillace