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Victoria Dassum
El negocio empezó por casualidad y hoy se extiende a varias ciudades del país.Foto cortesía Melissa Nevárez (IG: @melissanevarezfotografia)

Victoria Dassum, una joven con alma dulcera

Con la receta del milhojas que le enseñó su padre, abrió su emprendimiento con el que cautiva paladares.

Creció degustando el milhojas de su familia. Un manjar al que Victoria Dassum (21) no encontraba reemplazo. Se hizo de alma dulcera y, con el tiempo, aprendió el secreto de aquella receta casera.

En junio del año pasado, en medio de la pandemia y la cuarentena por la COVID-19, Victoria hizo de ese hobby un emprendimiento. Nunca pensó que sería un éxito y, menos, tan rápido.

Desde la cocina de su casa, esta universitaria prepara decenas de postres que se empezaron a repartir no solo en Samborondón, Guayaquil y Vía a la Costa. Ahora están nuevos rumbos como Quito y Manta, en donde con cada cucharada dulcifica los días de quienes los consumen.

  • No para de innovar

Detrás del sabor empalagoso del milhojas está la receta de su padre, Álvaro Dassum, un aficionado a la cocina y con quien Victoria se adentró al universo de los dulces. “Una amiga hacía tiempo que me decía que empezara a vender el postre y yo dudaba porque no estaba convencida. Pero al ser un producto congelado, lo vi como innovador” cuenta.

Hay mucha gente que me pregunta hasta dónde quiero llegar y creo que será hasta donde yo lo permita.

Fue para el Día del Padre del año pasado que se animó a sacarlo en diferentes tamaños y los pedidos empezaron a copar el congelador de su casa. Así surgió su emprendimiento Mil Manjares, el mismo que, ponerlo a flote, le ha tomado dedicación.

Al inicio fue todo boca a boca, no hacía publicidad. Ahora, se mueve mucho más gracias al Instagram. Ahí es donde hago concursos (GiveAways) promociono los puntos de venta y los productos nuevos. Creo que hoy en día, un negocio no podría despuntar si no tiene una sólida red social”, sostiene.

Por las tardes, Victoria se dedica a continuar con las clases online de la carrera Relaciones Públicas. Y va enlazando lo aprendido a su negocio.

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Cuando inicié, recuerdo que estaba en semana de exámenes; cocinaba con un mano y estudiaba con otra. En este emprendimiento soy todo. Comunicadora y publicista, hago la producción y hasta despacho” sostiene y agrega que “hay mucha gente que me pregunta hasta dónde quiero llegar y creo que será hasta donde yo lo permita. La competencia es conmigo misma, entonces trato de cada mes innovar con algo, ya sea en sabores o puntos de distribución para llegar a otras ciudades”.

Ya está entrando a supermercados y restaurantes, aún así dice que ese no es su límite. “Mientras vas creciendo se te van haciendo normales ciertas cosas. Y eso me motiva a querer más”.

Demuestra que no es mujer de ver peros o excusas. “Me he ido adaptando a la restricciones que se han ido dando a lo largo de la pandemia. Si algo me identifica es mi inmediatez, trato siempre de tener stock para no tener luego que lamentar”.

  • Dulces que unen corazones

Con mis postres he llegado a ser instrumento de felicidad, sobre todo en la pandemia. Hay quienes pasaban por un mal momento y me han llegado a decir que con ellos se les alegró la semana”, cuenta como un bonito gesto de sus clientes. “Eso para mí no tiene precio”, sostiene.

Además dice que en cada paso su familia ha sido su apoyo. “Comencé cuando estábamos en la nueva normalidad y se aplicaban las restricciones por el número de placa. Entonces mi mamá me ayudaba a hacer los despachos”.

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Gabriela Aguirre y Victoria Dassum
Junto a Gabriela Aguirre, propietaria de la Encantería, no solo diversificó su producto sino que afianzó una buena amistad.Cortesía Victoria Dassum

Y si bien su papá fue el creador de la receta inicial, Victoria ha ido sacando más variaciones con Nutella, Oreo y demás delicias. “Él es quien me aprueba todos los sabores. De hecho, ya todos en mi familia se han convertido en degustadores profesionales”, cuenta entre risas.

Este emprendimiento también le ha enseñado el trabajo en equipo con más mujeres. Hace poco innovó convirtiendo uno de sus dulces en helado y para eso se alió con la dueña de la Encantería.

“Lo más bonito de esta colaboración es la nueva amistad que se formó con Gaby, la creadora de la heladería, con quien terminamos compartiendo consejos hasta secretitos. Y eso es lo que se queda en el corazón”, dice orgullosa.

Esa mezcla del manjar con lo frío y lo crunch, sin duda, dulcifica los agrios tiempos de pandemia.

  • Ping-pong de sabores

  1. Su sabor preferido: El de oreo. Soy chocolatera 100 por ciento.
  2. Para regalar: Un dulce con frutos rojos.
  3. En la playa: Postre con sabor de coco.
  4. Compartir con la familia: El tradicional milhojas.