En 1952, la pareja formada por Lucille Ball (Nicole Kidman) y Desi Arnáz (Javier Barden) atraviesan una crisis personal y profesional que pone en riesgo sus prestigiosas carreras en Hollywood, al amor que se profesan y al programa de televisión con el que triunfan: Amo a Lucy (1951-1957, nueve temporadas, 194 episodios).

El peligro se manifiesta al saberse que, en su juventud, Lucille Ball figuró cual miembro del partido comunista y los Estados Unidos combatía con ferocidad su infiltración en el país.

Los primeros 15 minutos del filme que puede verse en Amazon no son convincentes. Aaron Sorkin (Los siete de Chicago), su director y guionista, recurre al estilo documental (personajes narrando frente a una cámara hechos que forman la historia de Ser los Ricardo).

Así, quienes escribieron los guiones del show, Jess Oppenheimer (Tony Hale y John Rubinstein en sus diversas edades), Madeline Pugh (Alia Shawkat y Linda Lavin), Bob Carroll Jr. (Jack Lacy y Ronny Cox) surgen para narrar e interpretar la historia de Lucy y su comportamiento con los guionistas.

Pero Sorkin avanza más y nos muestra a la estrella en los años precedentes: su amor por Desi Arnaz, su despido de la RKO Radio, estudio que más tarde compraría para formar su Desilu Productions. Su lucha por imponer su punto de vista y la contienda que Arnaz debió liderar con el canal y su auspiciante al negarse estos que el personaje mostrase la preñez que en la vida real llevaba Lucy al esperar su segundo hijo. 

En la televisión de aquellos años no era dable presentar ese estado. Cuando finalmente cedieron, se impuso que la palabra a decirse frente a las cámaras sería “esperando”. Lo malo es que el largometraje lo presenta desordenadamente y ello puede confundir al neófito, no a quienes vieron el show.

Las actuaciones, en cambio, son precisas. Y debe reconocerse que al comienzo no es fácil aceptar a Nicole Kidman y Desi Arnaz como Lucy y Ricky Ricardo; pero también es verdad que, pasado el asombro, ambos histriones logran convertirse en los personajes que caracterizan. Lo han hecho tan bien, que ambos han sido nominados a los Óscar del 2022.

J. K Simmons (también postulado) es William Frawley, el actor que representó a Fred Mertz; y Nina Arianda encarna a perfección a Vivian Vance (Ethel Mertz). Lo que falla es la dirección de Sorkin, quien se ha dejado llevar por sus vehemencias y no por el corte de un drama sobrio, elocuente y aleccionador que debió ser en su totalidad.

La recreación de los años 40 y 50 está llena de perfección, inclusive la música y sus canciones. El vestuario, las secuencias en blanco y negro que recrean los episodios más aplaudidos del sitcom demuestran lo cuidadosos que han sido en su producción. Es allí donde Nicole Kidman alcanza total valía, pues en ellos recrea bajo su absoluto control a la inolvidable Lucy, una de las mejores comediantes que haya tenido la televisión.

• Calificación: * * * 1/2