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Pili Navarrete
Pili se siente cómoda en su papel de emprendedora, haciendo de todo un poco para sacar adelante su sueño.Cortesía.

Pili Navarrete, su mundo rosa hecho emprendimiento

Ha conquistado el nicho de las que buscan mimar la niña interior. El frenesí que lograba como productora de TV, lo consigue ahora como emprendedora.

Convirtió el detrás de cámara en su espacio confortable. Desde ahí, desde su papel como productora, Pili Navarrete supo generar rating de programas como Combate, del cual fue la directora por cinco temporadas. El furor de las producciones era tal, que en las noches los fanáticos esperaban afuera del canal RTS para ver a los competidores.

Todo ese frenesí logró esta mujer que, tras 20 años de trayectoria en el mundo televisivo, decidió dejar esto en pausa. Se reinventó fuera de los sets de grabación para despertar la mismas sensaciones, pero esta vez como emprendedora.

Ya son tres años desde que lleva ese ritmo. Una idea dirigida a mujeres que se convirtió en realidad. Le metió ganas no solo en la tienda física sino también desde las redes sociales. Al día de hoy tiene más de 45 mil seguidores (o más bien fanáticas) conectadas a ese mundo rosa que Pili intenta compartir.

  • Entre unicornios y algodón de azúcar
Pili Navarrete
En su emprendimiento, Pili deja salir a la niña interior que todavía lleva dentro.Cortesía.

Se remonta a su infancia y adolescencia cuando habla sobre su gusto por emprender. “En la escuela la novedad eran los stickers, las calcomanías, los álbumes… Y yo era de las que compraba y se las vendía a mis amigas. Siempre me gustó todo lo rosa”, recuerda.

Hasta esa época aquello era un simple pasatiempo; y no fue hasta el boom del Instagram que comienza a darse cuenta de su poder de ventas.

“En un viaje que hice, me compré una manta con diseño de cola de sirena y cuando la subí a mi red social tenía cientos de mensajes preguntando dónde la había comprado. Entonces traje más, las vendí y se me acabaron en un día. Pero me seguían pidiendo y no sabía qué hacer”, agrega.

Es ahí cuando notó que hay muchas mujeres como ella a las que les gusta mimar esa niña interior. Esto la llevó a producir el mismo artículo pero con telas nacionales y hechas por manos ecuatorianas. Aquel fue su producto estrella hace tres años y con el cual empezó Cotton Candy.

Pasó el tiempo y aumentó la variedad así como la importación de productos, en su mayoría coreanos; siempre matizado en las tonalidades pasteles, pues aquellos son los colores que reflejan la esencia de Pili.

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Un emprendimiento que resurgió de las cenizas

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Si bien las jóvenes eran su principal público, a su tienda empezaron a llegar las princesas de la casa: las consentidas de sus clientes. Rafaella, la hija de Carolina Jaume, y otras niñas más comenzaron a ser las nuevas fanáticas de los unicornios, almohadas con diseños, velas e infinidad de artículos que envuelven con su olor a algodón de azúcar, literal. 

  • El reto de producir más en Ecuador

Cuando se le pregunta sobre los momentos de altibajos al emprender, se refiere a todo lo que desencadenó el COVID-19.

“Fue muy fuerte. No podía vender. No tenía ganas para promocionarles a mis clientes un peluche mientras había gente que fallecía en los hospitales o que perdía su empleo. Hubo un mes en el que decidí dar tips de cómo estar bien a nivel emocional”.

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Ya en el mes de mayo comenzó a reactivarse y también a reinventar sus productos. “Opté por hacerme una aliada de las mamás e hijas en esos tiempos de cuarentena. Empecé a ver opciones de cuidado corporal y facial con la idea de que pasen una tarde de spa casero entre ambas”.

Es que las nenas que empezaron a seguirla hace dos años atrás, crecieron. “Las que se volvían locas por las muñecas ahora me piden algo para cuidarse la cara o un bálsamo en los labios”, cuenta entre risas.

De ahí que se haya aliado con laboratorios locales, pues su meta es tener la mayor cantidad de producción ecuatoriana con el fin de que no haya necesidad de mirar lo de afuera.

“Poder generar trabajo y trabajar con mujeres es lo que me llena. De hecho, en lo que se refiere a telas, mi costurera principal era del canal, y tras quedarse sin trabajo, ahora es mi mano derecha”, cuanta sobre cómo ayuda a empoderar.

  • El poder digital en la pandemia

Los emprendedores son como un pulpo y a Pili le gusta esa dinámica. “Hago de todo. Atiendo en la tienda, contesto en las redes sociales, empaco el pedido. Desde que amanece hasta que anochece puedo estar contestando a las clientes. Me tienen que decir ‘ ya deja el celular por favor’ porque a veces me dan la una de la mañana”, comenta.

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Es que a medida que pasan los meses de la nueva normalidad, se siguen reinventando las redes sociales y toca adaptarse. “Instagram comenzó a cambiar su algoritmo y ahora tienes que hacer ‘reels’, ‘lives’. Entonces tomé un curso online con una argentina sobre manejo de redes”.

Su clave de enganche ha sido subir de 10 a 15 historias por productos al día en las que hace énfasis a las promociones o combos del día. “Estoy consciente de que los precios deben ser asequibles y eso ha gustado en las ‘stories’ y también en los estados del WhatsApp. Gracias a lo online estamos vendiendo en más provincias, incluso Galápagos”.

A pesar de los días grises, Pili no bajó los brazos. “Desde chiquita soñé con tener esto y me la creí hasta que lo tuve”. Y para quienes tengan el mismo sueño de emprender su negocio, recomendó no estresarse en conseguir de inmediato un local. “El showroom puede ser un cuarto de sus casa y esa ya es su parte física. Lo virtual es lo de ahora. Es la plataforma para que la gente mire más lo nacional y eso es súper importante para nosotros los emprendedores”, concluye.

  • Sobre ella

Esta guayaquileña de 44 años es productora audiovisual.

Pili Navarrete es mamá de Eduardo, de 24 años, y la CEO de Cotton Candy.