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Giri/Haji: la familia es lo más importante

Giri/Haji (Deber/Deshonor) es una serie de televisión coproducida por la BBC y Netflix. En enero de 2020 llegó a la plataforma de streaming. ¿La debes ver? Te lo contamos

Giri / Haji
Giri/Haji cuenta la historia de Kenzo Mori, un detective japonés.Netflix

Londres, Tokyo, dos asesinatos. La premisa de Giri/Haji, la serie original de Netflix, es sencilla y repetida hasta el hartazgo. Sin embargo, hubo algo en esta serie que me llamó mucho la atención y luego me enganchó. Y es que maneja de manera muy inteligente y organizada la temática de la dualidad en el ser humano: lo que somos y lo que aparentamos ser, lo que somos y lo que deseamos ser… lo que somos y lo que nunca seremos.

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Giri/Haji cuenta la historia de Kenzo Mori, un detective japonés cuya vida transcurre oprimida por una rutina que se ha acostumbrado a vivir pero que, se nos muestra, es una bomba de tiempo que está a punto de explotar. Kenzo recibe, de manos de la Yakuza (la mafia japonesa) la misión de buscar en Londres y regresar a Tokyo a su hermano Yuto, a quien creía muerto. La misión se le entrega debido a que Yuto es el principal sospechoso del asesinato de un familiar de uno de los líderes de la Yakuza. Kenzo se embarca en un viaje que lo dirige hacia un país y cultura desconocidos, pero que luego termina convirtiéndose en un viaje hacia su interior. Un interior desconocido pero que latía intensamente por dejarse conocer. Al llegar a Londres, Kenzo comienza a conocer a aquellas personas que lo ayudarán, quizá sin saberlo, a emerger en sí mismo de lo que lo ataba en Tokyo: una esposa que no ama, un padre indiferente, una madre osca y una hija problemática. Londres es para Kenzo una llave que lo libera de los grilletes que lo han aquejado, que lo han oprimido.

Paralelamente, y gracias a ciertos flashbacks bien logrados, encontramos la historia de Yuto. Un joven con una capacidad innata para involucrarse en problemas de alto calibre y que siempre regresa a su familia, y en especial a Kenzo, para salir de ellos. Yuto es un vaivén de emociones, por momentos cae en las garras de la mafia y su vida de tormenta y, por otros, se muestra su ingente necesidad por salir del lodazal y ser un ciudadano de bien. Pero, como diría el padre de Betty “el diablo es puerco”, y Yuto siempre termina, de un modo u otro, en el lado oscuro.

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Si tradujéramos Giri/Haji lo haríamos como Deber/Vergüenza. Es muy interesante analizar que aquellas dos palabras, al menos en español, no son antónimos. Pero, en el idioma nipón en cierto sentido lo son. Siempre me ha fascinado la cultura oriental, en especial la japonesa, y esta serie escarba e hinca en muchos detalles inherentes de las personas de aquel país. En especial, su estricta persecución del honor por sobre todas las cosas y como fallar en esta tarea puede representar una gran vergüenza. Es esto justamente lo que obliga a Kenzo a dejar todo en Tokyo y salir en búsqueda de Yuto: el deber de restaurar el honor de su familia, aún cuando esto signifique entregar a su hermano a la justicia. Sin embargo, la vida no es un blanquinegro, al contrario, está llena de grises y Kenzo, al llegar a Londres, empieza a descubrirlos gracias a los personajes que allí encuentra, en especial la detective que lo acoge Sarah y un joven informante que luego se convierte en uno más del equipo Rodney.

Giri/Haji tiene algunas subtramas, todas muy interesantes. Está Sarah, la detective cuya vida solitaria se ve revuelta por la presencia de Kenzo. Está Rodney, un joven drogadicto con una desordenada vida y un pasado oscuro y atormentador. La hija de Kenzo, Taki, que vive su propio infierno intentando y fallando en encajar en una vida armada en Tokyo. Y a todo esto podemos sumar: la esposa y los padres de Kenzo, las facciones de la Yakuza y sus líderes y los departamentos policiales en Tokyo y Londres. Aunque pudiera parecernos una cantidad abrumadora de historias, la serie se encarga de darle a cada uno su lugar en algún momento de los 8 episodios, cada uno de los cuales tiene aproximadamente una hora de duración. Esto termina de encajar en algún momento del último episodio en un maravilloso baile blanquinegro del cuál no contaré más para no entrar en el terreno de los spoilers.

La apuesta técnica de Giri/Haji es digna de aplausos. Su edición es sobresaliente ya que, aún cuando hay varias historias palpitando alrededor de la trama principal, todo siempre termina de encajar en cada episodio entregándonos un producto fácil de digerir y seguir consumiendo. Los flashbacks no son confusos en ningún momento, siempre aportan y cumplen con su cometido de engancharnos más y más. Su fotografía es minimalista, entregándonos planos que juegan con diferentes paletas de colores, la cotidianidad de Londres y Tokyo es siempre el tema de cada instante y eso se agradece ya que nos interioriza en los mundos de los personajes que nos muestran. 

Técnicamente, lo que más disfruté de Giri/Haji es su diseño de producción, siempre cuidando al extremo cada elemento puesto en escena para que aporte al espectador el sentirse uno más del diálogo: el departamento en Tokyo, la casa en Londres, el salón donde se reúne la mafia o aquella casita en el campo de Japón. Todo está milimétrica y estratégicamente encajado en una maravillosa producción.

Giri/Haji no es una serie nueva en Netflix, pero en medio de tanta propuesta es muy probable que no la hayas visto en tu feed o, quizá, la hayas por alto. Te animo poderosamente a buscarla y a darle una oportunidad. Es una de esas raras series en donde la historia es muy interesante y deleita, pero además está adornada y cuidada en los detalles para que no sea una más y pase a nuestro podio de series memorables ya que el mensaje final es tan obvio como poderoso: La familia es siempre lo más importante. Te la recomiendo, dale una oportunidad.