Pertenece a esa generación de galanes de la época de oro de la televisión venezolana. En la década de los 70 y principalmente la de los 80, Eduardo Serrano (79) irrumpió en la pantalla chica de Latinoamérica con títulos como Emilia, La heredera, Julia, Querida mamá, Las Amazonas y El sol sale para todos.

Estas dos últimas han vuelto al presente, pues la primera ha sido reposicionada en Venezuela, mientras que la segunda es transmitida por YouTube a través del canal online de Venevisión (con 314.000 suscriptores) y ha conquistado de nuevo a la generación que creció viéndolo junto a su inolvidable dupla, Hilda Carrero (fallecida en 2002).

Vía telefónica conversamos con el actor, quien radica hace casi 20 años en Estados Unidos, concretamente en Lawrenceville (Georgia), para conocer su opinión de estos clásicos melodramas de regreso al 2022.

¿Cómo toma el hecho de verse nuevamente en la pantalla con Las Amazonas (1985) y El solo sale para todos (1986) y con el mismo nivel de aceptación de aquel entonces?

Sorprendido sería la palabra exacta, desde un punto de vista normal, recordando que fueron telenovelas exitosas, para mí es muy agradable que la transmitan de nuevo.

Resulta curioso que algunos temas que aborda El sol sale para todos, como el machismo y la violencia de género, continúan tan vigentes como aquel entonces...

El tema del machismo es un evento del pasado y del presente, es una enfermedad que nos ha arropado a todos. El escritor César Miguel Rondón armó de una manera perfecta una trama que envuelve a una mujer y a un hombre que son infelices en sus respectivos matrimonios y se enamoran en silencio.

En un entorno donde la violencia de género está presente...

Todo radica en la educación. Al niño hay que educarlo, no a que memorice textos, se debe progresar como sociedad en temas como el machismo y no perder el tiempo en estupideces de que si un chico quiere ponerse un vestido hay que dejarlo.

¿Qué otras telenovelas, además de Las Amazonas y El sol sale para todos, marcaron su vida?

Emilia (1979), con Elluz Peraza. También La mujer perfecta (2010), donde mi personaje se enamora de una mujer mucho más joven. En lo personal me marcó muchísimo y también te puedo citar La inolvidable (1996), en la que interpreto a un villano, un coronel dentro de un patriarcado en plena dictadura gomecista.

¿Qué le parece ver en redes sociales y en diversas plataformas aquellas producciones en las que trabajó y que ahora captan nuevas generaciones?

Para mí es una gran responsabilidad. La recurrencia en medios como Instagram y YouTube hacen que yo cuide y mantenga esa imagen, estoy agradecido por el afecto del público. Después de tantos años, para mí es importante una buena conducta. Ese es el compromiso porque, al final, hay que ser consecuente y responsable de lo que somos y cómo nos ven.

Volviendo a su época de oro junto a Hilda Carrero, ¿alguna vez pensaron en salir de Venezuela y probar en otras plazas?

Sin que suene pedante, vivíamos tan bien en Venezuela, que nunca pensamos irnos a trabajar en otro lado. Cuando comenzó a declinar la economía, empezamos a actuar en otros países.

¿Cómo fue trabajar con Hilda Carrero, su coprotagonista en una decena de telenovelas?

Fue como conocer el cielo. Una dicha, durante el tiempo que compartimos, ella representó en mi vida la perfección en tiempo y espacio. Tenía la magia como actriz y ser humano, todos la querían. El complemento perfecto, teníamos una comunicación y una conexión única en escena, con ella estaba todo servido.

Llamaba la atención que en Venevisión y Radio Caracas los elencos eran los mismos, pero el público no se cansaba de verlos porque eran versátiles.

Muchos de ellos tuvieron formación en la radionovela, un género en el que debías transmitir las emociones sin necesidad de que los veas. Eran actores profesionales que luego formaron parte de grandes producciones televisivas. Lo del elenco fijo también lo veías en canales como O Globo, en Brasil, que era el Hollywood de Latinoamérica. Sus roles eran distintos en cada producción.

¿En esa época estaban conscientes del éxito que tenían fuera de Venezuela?

Lo sabíamos, pero no lo vivíamos. Eran horas y horas dentro de un estudio de grabación y novela tras novela. Un día, cansados, decidimos parar un rato y así con unos compañeros y amigos (Manuel Escolano, William Colmenares, Miriam Ochoa) empezamos a hacer teatro y emprender en varios países, incluyendo Ecuador. Recuerdo que estuvimos con Qué par de descarados en varias ciudades de tu hermoso país, ahí comprobamos el alcance que teníamos fuera de Venezuela.

Hablando de Ecuador, acá están reprisando Dame chocolate (2007), por Ecuavisa, donde también aparece...

En esta telenovela interpreté a un jardinero muy particular y acepté, porque para mí fue un premio compartir con María Antonieta de las Nieves y estar junto a esa gran mujer y actriz mexicana. Otra grande de la actuación con quien también tuve la suerte y el honor de actuar fue con Libertad Lamarque, en Mamá (1975).

¿De qué vive ahora Eduardo Serrano, cómo transcurre su vida?

Vivo en un lugar muy tranquilo, rodeado de naturaleza y en paz, con mucha serenidad. Estoy escribiendo.

¿Sus memorias?

No, eso sería lo último que haga (risas). Escribo material variado y me tiene contento, porque doy rienda suelta al ego, a los sueños y a la ensoñación.

POR SI NO LO SABÍA

Se ha casado en tres ocasiones. La primera con la actriz Carmen Julia Álvarez (1968). En 1978 con la actriz y cantante Mirtha Pérez, y en 1995 con Haidy Velázquez.

Es padre de tres hijos; Leonardo Andrés, Miguel Eduardo y la actriz Magaly Serrano. También tiene un nieto llamado Víctor Andrés.

Con Hilda Carrero protagonizó siete telenovelas, de 1980 a 1986. La última fue El sol sale para todos.

La suerte de Loli (2021), transmitida por Telemundo, es una de sus producciones más recientes.