Carlos III cumple 74 años. El hijo de Isabel II tiene algunas manías poco conocidas que se revelan con ocasión de su onomástico. El día de su proclamación (10 de septiembre) se molestó por el poco espacio que había en la mesa donde tenía que firmar los documentos. Un desplante que se repitió después en Irlanda del Norte. Sin embargo, estas no son sus únicas excentricidades. 

En Clarence House se referían a él como ‘el príncipe mimado’. El periodista y biógrafo Christopher Andersen en el libro 'The King'  asegura que el rey Carlos siempre viaja con un osito de peluche de su infancia: “Sigue viajando con su osito de la infancia. Lo tiene desde que era muy pequeño… Marcel Anderson, su antigua niñera, es la única que puede repararlo. Siguen estando muy unidos”, ha explicado el escritor en el programa 'Entertainment Tonight'.

Además, se desplaza con un asiento propio de inodoro y sus rollos de papel higiénico, según las declaraciones que hizo Paul Burrell, antiguo mayordomo de la princesa Diana, en el documental 'Serving the Royals: Inside the Firm' de Amazon Prime.

Pedía a sus ayudantes de cámara que le plancharan los cordones de zapatos e incluso hacía que le pusieran la pasta de dientes en su propio cepillo por las mañanas. Eso sí, con la cantidad exacta: 2,5 centímetros.

Entre las otras manías del monarca también se sabe que le planchan el pijama todas las mañanas y que, a la hora de bañarse, el tapón tiene que estar en una posición determinada, al igual que las toallas.

En el caso de la comida, el antiguo empleado de Clarence House, Graham Newbould, afirma que Carlos se lleva su caja de desayuno a cualquier lugar del mundo: “Tiene seis tipos diferentes de miel, algunos mueslis especiales, fruta seca y cualquier cosa con la que sea un poco exigente”.