Isabel II (93) abandonó el palacio de Buckingham, y se refugió junto a su marido, Felipe de Edimburgo (98) en Windsor, por la crisis sanitaria que vive el mundo a causa del coronavirus. Ambos son de la tercera edad, al igual que su hijo, Carlos (72).

Por ello, el nieto de la reina de Inglaterra será el que se encargue de cumplir las funciones que, en circunstancias normales, llevarían a cabo su padre y su abuela.

Hace una semana, el duque de Cambridge se reunió con la monarca para revisar su agenda. Él es el segundo en la línea de sucesión al trono; es joven y su salud resulta envidiable. De todas maneras, si su mujer, Kate Middleton quedase embarazada o hubiese algún otro contratiempo, palacio tendría que pedirle a Harry que actuase en su lugar. Aunque, por el momento, eso todavía no ha pasado.

Isabel ya no se encuentra en palacio pero no se olvidó de su perros. Los corgis reales la acompañan en sus momentos más felices, pero también en los más difíciles. Uno de sus corgis viajó con ella.

A pesar de que tanto la reina como el resto de la familia han cancelado o pospuesto los actos con mayor afluencia de gente a los que tenían que asistir, todavía no se sabe nada de fechas tan señaladas como el Trooping the Colour, evento para el que aún hay margen de maniobra, pues se celebrará el sábado 13 de junio.

Otro evento que también pueden verse obligados a cancelar es el 75 aniversario del día de la Victoria en Europa, el 8 de mayo, una fecha más cercana de lo que parece, dada la evolución de esta enfermedad.