Este es un largometraje bastante original, lleno de frescor y vuelto a imaginar, pues se trata de una visión muy personal de la directora Greta Gerwing, cuyo libreto hace de la novela, escrita hace 150 años, un estandarte del feminismo.

El defecto es que ella lo ha escrito pensando que todo el mundo ha leído el libro de Louise May Alcott y de ello nadie puede estar seguro. La primera parte del filme va de prisa, dejando estelas de melancolía, pues la trama narra presentes y futuros a través de flashbacks que podrían confundir al espectador. Pero luego todo se encamina a la perfección y se tiene una visión clara de la época en que se desarrolla la historia y el paralelismo existente con la visión actual, que del feminismo se pueda tener. 

La atmósfera de aquellos años queda revivida gracias a la excelencia del vestuario y a la iluminación casi pictórica de la cinta, y eso logra una fusión perfecta sobre las líneas del tiempo.

Las actrices que tienen a cargo los roles de estas cuatro hermanas, exceptuando a Emma Watson, cumplen sus funciones con loable profesionalismo. Saoirse Ronan, la actriz irlandesa de Lady Bird y con cuatro nominaciones al Óscar, tiene aquí un brillo especial. 

Su interpretación de Jo es digna de su nominación. No solo en su adolescencia, sino en su etapa de la mujer que se abre paso en Nueva York tratando de vender sus relatos y su desdoblamiento actoral para, en los flashbacks, volver a mostrar su vida juvenil. Florence Pugh, en el rol de Amy, es la sorpresa del filme. Amy, en la novela es algo engreída, infantil, pero la actriz, al momento de hacer de su personaje de una mujer adulta la llena de sensatez. Ya no es la chicuela testaruda, petulante, ahora acusa inteligencia. 

Ella es lo mejor de la película. Parte del público podría recordarla por su actuación en aquel extraño filme llamado Midsommar (2019). Timothée Chalamet vuelve a conquistar lauros, y Chris Cooper, como el abuelo, aunque aparece brevemente, es brillante.

La música es apropiada. Aunque a veces se abuse de ella, sirve para enmarcar la época, sus costumbres, sus ansias de reclamar derechos no aceptados en aquellos años. Pero lo bueno del filme es que Greta Gerwing hace la historia totalmente moderna. Controla todas las secuencias y así expone la búsqueda de los sueños en una sociedad egoísta.

Nota al margen

Esta es la cuarta versión fílmica de Mujercitas (olvidando al cine mudo, la televisión, el teatro y los dibujos animados). La de 1933 fue con Katharine Hepburn, la de 1949 con June Allyson y la de 1994 con Winona Ryder. Todas triunfaron en el año de su estreno.