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Cayo Iturralde
Cayo IturraldeCortesía

Cayo Iturralde: “El jazz es música que cuestiona”

EXPRESIONES se acerca ahora a la movida jazzera, a través de la lúcida mirada del bajista del grupo Pies en la Tierra.

En Quito, como toda capital cosmopolita, hay vida jazzera, que se evidencia con la realización de conciertos y la publicación de discos del género, además de la actividad académica y de formación de músicos.

Pero nada mejor que contar con el criterio de alguien que conoce desde dentro la escena. EXPRESIONES conversó con el músico y lutier Carlos ‘Cayo’ Iturralde, quien compartió sus puntos de vista al respecto y nos contó cosas muy interesantes acerca de temas que merecen estar en el debate público.

Desde su punto de vista, ¿cuáles son las debilidades y fortalezas de la escena jazzera quiteña?

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La escena jazzera de Quito, y de Ecuador en general, sufre de una desunión enorme, creada por directores de escuela. Esa es la debilidad más grande. Es algo que yo no he visto en ningún otro país y casi que hasta describe cómo somos los ecuatorianos.

Pese a ello, se percibe la existencia de redes que conectan a los músicos. Grupos de personas trabajando en conjunto.

En realidad son guetos a los que no te dejan entrar y no se quieren mezclar con nadie. Lo que ocurre es que hay universidades cuyo rector tiene prohibido que sus alumnos y profesores toquen entre sí, que interactúen con otros músicos de la ciudad.

Eso es grave.

Pasa y todo el mundo sabe que pasa. Eso crea una desunión gigante para un lugar tan pequeño como Ecuador.

Pero deben existir también fortalezas…

La principal fortaleza es que todavía hay mucho por hacer y por descubrir. Hay mucho interés por la cultura, no solo en Quito, sino también en otras ciudades. A mí me encanta tocar en Guayaquil, en Cuenca, en Loja. Veo que hay mucha receptividad, y es algo que se debería explotar mucho más. Aparte, Ecuador es un país pequeño, lo que facilita conectar todo el territorio.

¿Conoce las realidades del movimiento jazzero de otras ciudades del país?

En el país, las realidades son distintas. Mientras más grande es la ciudad, mayor probabilidad de que haya una vida jazzera ahí. Si es muy pequeña, hay pocos lugares donde tocar y no se puede sostener una vida alrededor de este género. Cuenca tiene algo de propuesta jazzera, Loja algo también. En Guayaquil sí se está viendo, ha crecido.

Muchas veces, el jazz es considerado música “complicada”, para público muy “exclusivo”.

La gente lastimosamente lo ve así. El jazz no es complicado, solo es música. Lo que pasa es que requiere que el ejecutante domine su instrumento. El jazz es un arte en el cual se combina lo cognitivo, la praxial (la práctica) y lo afectivo, es decir, más lo lúdico.

Es decir, no es música que simplemente se lee y se toca.

Claro. No es un estilo que se memoriza y se toca. Es un género que se está pensando de forma horizontal y vertical permanentemente. Se piensa en lo que se toca más la armonía, más el estilo, y estás improvisando, tomando decisiones en tiempo real. De ahí, puede ser tan simple como tú quieras y tan accesible al oído como cualquier canción de pop, a la final.

¿Cómo acercar la obra de los músicos jazzeros al gran público? Es decir, el trabajo de escritorio...

Es complicado. Hoy en día tenemos herramientas como las plataformas web, que uno mismo puede manejar para compartir sus actividades y hacerse autopublicidad.

Pero, en cambio, hay un exceso de información.

Así es. Es muy difícil promover tu música. Estás metido en un mundo en el que tú puedes operar todo, pero te toca ser publicista de verdad para promoverte. Pero se puede hacer sabiendo que lo que estás haciendo no es necesariamente masivo. Sabiendo dónde está tu público.

Tratar de proyectarse internacionalmente es importante también.

Pero no te puedes olvidar de tocar localmente, porque si el lugar donde tú vives no crece con lo que tú haces, tampoco te respalda al promoverte afuera. Tienes que venir de un lugar donde está ocurriendo algo, y que ocurra algo en ese lugar del que vienes es tu responsabilidad.

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Arte sin etiquetas

Con su banda, Pies en la Tierra, están por publicar su séptimo disco.

Sí. Esta vez quisimos hacer un disco con ensambles de vientos, más cercano a lo que es un ‘big band’ y, por ende, a una banda de pueblo acá. Es un sonido que se oye aquí en Quito permanentemente, las bandas de pueblo acá en Pichincha son importantes, así como las bandas de vientos en el mundo en general.

¿Esa sería la principal diferencia con respecto a sus álbumes anteriores?

Sí. Nosotros estamos haciendo un ensamble un poco más pequeño y con música y temas nacionales. No es ni ‘big band’ ni banda de pueblo, es otro tipo de instrumentación, pero pretendemos estar en medio de esas sonoridades.

¿Cuántos temas tendrá?

Nueve. Usamos Pobre corazón, Puñales y canciones del maestro Gerardo Guevara. Hemos aportado con un par de composiciones nuestras también.

¿Cuál es el género de Pies en la Tierra? ¿O prefiere no usar etiquetas?

No me gusta decir que es jazz, porque es muchas otras cosas. Nuestro estilo es muy ecléctico y experimental. Tiene cosas nacionales y sudamericanas, superandinas y del Pacífico. Con un discurso muy urbano, de lo que sucede y viene a la ciudad desde las ruralidades.

Lo grabaron en Buenos Aires, ¿verdad?

Sí. En Argentina pudimos encontrar un estudio donde poder grabar todos juntos en vivo, cada uno con su micrófono tocando al mismo tiempo. Acá no existe eso porque no contamos con una industria que justifique tener un espacio tan amplio. Estuvimos una semana y lo grabamos en un solo día, como casi todos nuestros discos.

Pies en la Tierra existe desde 2003. ¿Cómo sobrevivir a contracorriente?

Somos una banda que se autogestiona y autosustenta, con las presentaciones en vivo y a veces nos toca a nosotros poner la plata. Hemos tocado mucho, en el país y también en América y Europa. No hacemos las cosas por dinero. Quisiéramos obviamente ganar más, pero lo hacemos porque es nuestra forma de vida.

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Más de él

  • Estudió Música en Estados Unidos, en la Florida International University. Y en Ecuador, música clásica, además de composición con el maestro Gerardo Guevara.

  • Usa un bajo Alembic, además de modelos Vogel ‘custom shop’ (personalizados).

  • También diseña y confecciona sus propios bajos con otros lutieres como Sergio Chuni.

  • Usa cuerdas Cifuentes (también ‘custom shop’) y además las diseña.

  • Proviene de una familia de melómanos. Influenciado por el jazz, música clásica, nacional, flamenco y rock progresivo.