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La Alborada. Esta ciudadela del norte de Guayaquil es una de las más afectadas. En prácticamente todas sus etapas se observan árboles secos.CARLOS KLINGER

Un tétrico 'otoño' invade a Guayaquil

La ciudadanía ironiza vivir en otoño por el estado de sus árboles. Critican que la ayuda sea lenta o que ni llegue

La imagen sería perfecta si tan solo fuera posible que Guayaquil tuviera las cuatro estaciones del año. Lamentablemente, aquel escenario gris, tétrico y sin hojas de colores apiladas sobre las veredas, está lejos de anunciar la llegada de un inexistente otoño; sino que refleja el estado actual en el que se encuentran los árboles de la ciudad. La mayoría del norte.

COCHINILLA

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La Alborada, Sauces, Guayacanes, Samanes son apenas algunos de los vecindarios del norte en los que se ha vuelto común caminar o desplazarse en medio de árboles cuyas ramas están secas y con apariencia tenebrosa, similar a la de los bosques donde habitan los villanos de los cuentos de hadas. Laura Solórzano, quien habita en la Rodolfo Baquerizo Nazur, en la vía principal de la Alborada, asegura vivir junto a samanes que parecen haber sufrido los estragos de un sofocante incendio.

El Concejo Cantonal debe involucrarse en la problemática e impulsar una ordenanza para combatir estas plagas, para que el control y tratamiento no cesen nunca.

Xavier Salgado,
especialista en Agroecología y Desarrollo Sostenible

Todo está muerto, nuestras especies no tienen ni una muestra de vida. Creo que ni los árboles que sufren tales estragos en Australia o California quedan así: sin hojas, sin aves ni mariposas que revoloteen sobre ellos, sin nidos. Son nada más que palos secos”, se quejó.

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En un recorrido que hizo este Diario por el norte de la ciudad, constató que incluso desde los puentes es posible ver las ramas secas ‘saludando’ a los conductores. Es el caso del viaducto que conecta la avenida Las Aguas con la Benjamín Carrión, y el de la Francisco de Orellana, cerca de la José María Egas.

“Desde arriba tú ves nada más que un árbol electrocutado. Desde hace dos años empezamos a ser testigos de este escenario y actuamos. Le hicimos saber a la Alcaldía, como ya es público, que la plaga de la cochinilla estaba marchitando las pocas especies con las que contamos. Lo dejaron pasar. Se pasaron diciendo que harían algo, pero a la final hubo pequeños intentos, pequeños proyectos, nada integral. Nada que funcione”, lamentó el ciudadano Steven Montes, quien asegura estar cansando de vivir en una ciudad tan caliente y “sin cobijo”.

En julio pasado, durante el desarrollo de la VII Mesa Técnica para el Control de la Cochinilla, la dirección municipal de Áreas Verdes constató que en algunas zonas del norte está ya presente la plaga, por lo que aseguró que estaban trabajando de la mano de la academia para crear insectarios capaces de producir enemigos naturales para que se haga una regulación biológica de la plaga. En septiembre de 2021, el Municipio liberó mariquitas como parte de las acciones para controlarla, podó ciertos árboles, limpió otros... pero ninguna de estas acciones dio resultados.

Extraño mucho ver mi vecindario rodeado de sombra y brisa. Ahora el ambiente es tétrico, un tanto triste. Urge que Guayaquil cambie de color, que deje el gris y sea verde.

Hellen Salame,
habitante de Guayacanes
arboles Guayaquil
La calle Dr. Francisco Rizzo, entre las avenidas Isidro Ayora y Francisco de Orellana, que colinda con ambas ciudadelas del norte, es un escenario igual de tétrico.Carlos Klinger
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Para la ciudadanía, el problema está en que actuaron tarde y si bien consideran que el proyecto de los insectarios puede dar resultados positivos, les preocupa cuándo se lo llevará a cabo. EXPRESO se contactó con el Municipio. Solicitó una entrevista con Verónica Manrique, subdirectora de Áreas Verdes, que es la persona que lideró la última mesa técnica realizada, pero hasta el cierre de esta edición no fue concedida. A la vez se preguntó si ya están construyendo los insectarios, cuántos son y qué se está haciendo para evitar que ese ‘otoño’ se extienda a otros sectores, como vía a la costa, Puerto Santa Ana y vecindarios del sur, donde ya hay rastro de la plaga, pero tampoco hubo respuesta.

La grave afectación del arbolado urbano debe ser una emergencia. Sólo la sinergia entre la ciudadanía y la Alcaldía podrá devolvernos esas especies que ya perdimos.

Karla Maldonado,
residente de Samanes 4

Para Xavier Salgado, especialista en Agroecología y Desarrollo Sostenible, debido a la falta de acciones prácticamente hoy todos los árboles de la ciudad y cantones aledaños corren el riesgo de secarse. “La cochinilla se expande en épocas de frío, es ahora por lo tanto que están contagiándose los árboles sanos. La situación es tan grave que la plaga, por tener esa especie de cera algodonosa, puede llegar hasta Daule, y afectar los campos agrícolas. Lamentablemente, para el Cabildo ha sido poco rentable realizar un manejo integrado de plagas , puesto que los árboles no les representan votos. De allí que los dejan morir para después retirarlos y no gestionar su tratamiento”.

Luis Chica, arquitecto y líder comunitario de la Alborada, coincidió con esta opinión y reprochó que en casi 800 días, apenas hace unos meses una brigada municipal haya llegado a podar las especies enfermas.

“Nunca hubo fumigación, no hubo reuniones ni un intento de salvarlos. El entorno en el que vivimos es apocalíptico, deplorable. Pienso que las autoridades actuarán solo cuando uno de nuestros samanes colapse en plena vía y cause un grave accidente vehicular. ¿Hay derecho a vivir así? No, en absoluto”, reflexionó

Hace dos años informé al Cabildo lo que ocurría en la Alborada y no hicieron nada. No llegó la remediación ni la fumigación... Hace dos meses podaron los árboles, pero ya era tarde.

Luis Chica,
arquitecto
Aspecto. Esta es la afectación que se registra en las ramas por una de las plagas que afecta a los árboles.

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Frente a ello, ambos especialistas hacen un llamado a priorizar la problemática. “Que nuestras especies no tengan vida no es menos importante que no tener una calle o vereda. No es menos importante que no tener rampas o parques. En los árboles está la vida. Y en el norte, por la indiferencia municipal, los barrios viven en un duelo permanente”, agregó el también urbanista Gerardo Loor, residente de Guayacanes. 

arboles Guayaquil
La sombra es nula en decenas de árboles del norte.CARLOS KLINGER