El rastro de la contaminación que afecta a los pulmones
Los malos olores que se perciben en La Puntilla agudizan las alergias y las crisis a los asmáticos.
Los malos olores que se perciben en las viviendas y plazas comerciales de La Puntilla (Samborondón), descritos en algunos casos como nauseabundos, no solo dejan un mal sabor de boca en los residentes, quienes ante tal situación, en algunos casos, no pueden comer ni dormir, sino también en la salud.
Los olores, tal como precisaron en un reportaje anterior de EXPRESO los consultados en el tema, no tienen un origen propiamente conocido. Hay quienes lo atribuyen a las lagunas de oxidación y la estación de bombeo Guayacanes-Samanes, ubicadas en la avenida Narcisa de Jesús (Terminal Terrestre-Pascuales), que maneja Interagua y ha generado quejas desde hace algunos años; la sedimentación del río y el mal manejo de las plantas de tratamiento de las ciudadelas de La Puntilla.
Todos los olores que se generan producen contaminación ambiental y esta, aunque aumenta el riesgo de enfermedades a los pacientes con asma, afecta a la población incluso sana.
Lo cierto es que, sea cual sea su origen, estos pueden agudizar las alergias a quienes las padecen de forma leve, o complicar la enfermedad a los asmáticos, advierten los neumólogos.
“Todos los olores pueden afectar, a la larga, la vía respiratoria de una persona. Más aún si nos enfocamos en las lagunas de oxidación y las plantas de tratamiento, teniendo en cuenta que lo que sale de allí son gases fuertes y hasta tóxicos”, advierte el neumólogo Jorge Ormeño, especialista de la Clínica Kennedy, al hacer hincapié en que en el caso de los asmáticos, esos olores pueden dar cabida a que sus crisis sean más constantes y que, a la vez, se vean obligados a elevar las dosis de sus medicamentos.
Sin embargo, secuelas de este tipo se verán reflejadas, detalla Enrique Jaramillo, jefe del departamento de neumología del hospital Luis Vernaza, únicamente en quienes vivan cerca de uno de los puntos contaminantes. Aun así, agrega el neumólogo Iván Chérrez, ese tipo de contaminación, “que incrementa asimismo el riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares, afectará también a la población incluso sana”. Estos pueden desencadenar dolor de garganta, tos e irritación nasal.
Es difícil tratar de mitigar estos olores, no basta a veces con solo cerrar puertas y ventanas. Crear barreras naturales con los árboles puede ayudar a reducir los malos olores.
De allí que todos coinciden en que para evitar esas secuelas, es necesario mitigar los hedores, aunque sea con medidas que se tomen desde casa. La solución final, advierten, estaría en mejorar el tratamiento que se les da a las plantas. “Pero mientras tanto, las familias pueden reducir la molestia, aunque sea un poco, cerrando sus puertas y ventanas, y usando aire acondicionado”, sugiere Ormeño; mientras que Jaramillo recomienda crear un método de barrera con árboles, por citar un caso, que oxigenarán el entorno.
- Un estudio al respecto
Este Diario buscó el pronunciamiento de la alcaldesa Cynthia Viteri tras las quejas de los malos olores en ciudadelas como Samanes, Guayacanes y Sauces, que afectan también directamente a más de 20 urbanizaciones de La Puntilla, pero no obtuvo ninguna respuesta.
La administradora de la ciudad fue consultada en una rueda de prensa de la mesa del Plan Más Seguridad ayer. Ante la consulta del equipo de EXPRESO, Viteri insistió en que esa “no es la mesa para los malos olores”. No es la primera vez que la alcaldesa rehúsa hablar con este rotativo.
Emapag, por su parte, explicó que, según un estudio, existen seis puntos de medición para el control de olores, localizados en áreas estratégicas, como la planta El Tornillo, escuela Jean Piaget y las lagunas Samanes-Guayacanes, que monitorean en tiempo real las concentraciones de sulfuro de hidrógeno que generan las lagunas.
Aunque existe la preocupación de que esos olores causen afectaciones dermatológicas, estos no las generan. El daño está en las vías respiratorias. No hay riesgo con la piel.
Sin embargo, un estudio del ingeniero industrial Henry Vera Villavicencio, publicado hace cuatro años, determina que con los años de operación y vida útil, los equipos de la planta de oxidación de Samanes presentan deterioro y sus instalaciones muestran fisuras que comprometen el buen servicio en el sistema operacional de bombeo, lo que redunda en problemas en el proceso operacional de los mismos.
La operación de mantenimiento de la estación de bombeo Guayacanes está llegando al límite en su funcionamiento, debido a factores como desgastes de los equipos e infraestructura, aumento poblacional, mantenimiento inadecuado y otros factores que hacen imperativa la toma de decisiones para minimizar los problemas actuales, concluye el estudio.
En el reportaje de ayer, la vocera de Interagua, Ilfn Florshein, negó que el olor pueda originarse en las plantas de Guayaquil. Ofreció respaldarse en documentos, pero hasta el cierre de esta edición no llegaron.
- NO HAY RESPUESTA
Este Diario planteó preguntas a los municipios de Samborondón y Guayaquil, y fueron respondidas a medias. Estas son algunas dudas.
Pregunta 1: ¿Tienen un estudio de impacto ambiental de la laguna de oxidación de Samanes? Por favor, facilitarlo.
Pregunta 2: ¿Cómo se amortiguan los malos olores causados por las plantas de oxidación?
Pregunta 3: ¿Que huela mal es sinónimo de mal tratamiento, o a qué se debe específicamente?
Pregunta 4: ¿Conoce Emapag qué sectores son afectados con malos olores por las plantas de oxidación de aguas residuales?
Pregunta 5: ¿Se ha impuesto alguna sanción a Interagua sobre este tema?
Pregunta 6: ¿Ha coordinado el Municipio de Guayaquil con el Municipio de Samborondón alguna solución al respecto?
Pregunta 7: ¿Tienen pensado algún plan para remediar este problema?
Pregunta 8: ¿Se ha confirmado que los olores provienen de las plantas de oxidación de Guayaquil próximas a las urbanizaciones?
