Guayaquil

Guayaquil también quiere tener calles para vivir

El colectivo Masa Crítica plantea que en las vías de los barrios se circule a 30 kilómetros .Otros países han adoptado la medida

movilidad
José María Egas. En esta avenida se circula a 50 kilómetros por hora. Sin embargo, los vehículos no cumplen, se desplazan a más velocidad. Y en el lugar, no hay tampoco espacio para caminar.Álex Lima

Si hay algo que el confinamiento ha hecho en este casi año y medio de pandemia, es demostrar lo necesarias que son las veredas, las ciclovías y los parques para vivir y crecer en una ciudad sostenible y amigable. Pero no es lo único, expertos internacionales como Guillermo Peñalosa, presidente de la Organización Mundial de Parques Urbanos; y Carlos Moreno, urbanista y especialista en ciudades inteligentes, han dicho a EXPRESO y al mundo, lo vital que resulta tener además calles seguras para que los vehículos puedan convivir con las bicicletas, los scooters, los peatones.

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Ellos han hablado de lo necesario que sería tener vías en las que se pueda circular a no más de 30 kilómetros por hora. Y esta vez, los miembros del colectivo Masa Crítica Guayaquil plantean empezar a hacer viable esta iniciativa, que ya en países como España y Estocolmo se han vuelto una norma.

calles Guayaquil
Con estas imágenes, el colectivo Masa Crítica apunta a que la campaña se extienda por la ciudad. Busca hacer conciencia y ayudar a que las calles sean más seguras, entre otros, para los niños.Masa Crítica

Alberto Hidalgo es el director del colectivo y, a través del proyecto que busca tener ‘Calles para la Vida’, por lo que invita a la comunidad a que firme una carta abierta en señal de apoyo; apunta a que las vías secundarias del Puerto Principal o aquellas que colindan con zonas comerciales, parques, mercados, escuelas, iglesias..., adopten la idea.

“Se lo puede ir haciendo de adentro hacia afuera. Debemos empezar por las calles más cercanas a los vecindarios hasta llegar a las principales, las más grandes arterias”, agrega.

  • La campaña. En la página masacriticaguayaquil.com está la carta que pueden firmar los ciudadanos. En 2022, desde la ONU se demandarán cambios a los funcionarios de las localidades que buscan adoptarlos.

Para el también representante de la ciudadanía en la Mesa de Movilidad Urbano Sostenible de Guayaquil, quien hace énfasis en que cada año mueren cerca de 1,3 millones de personas en las vías del mundo (razón principal por la que desde la ONU se sugiere poner en práctica la zona 30); la medida no solo permitiría que haya equidad, “ya que las comunidades minoritarias y con menos ingresos son las más expuestas al tránsito de alta velocidad y a sus peligros”, sino que ayudaría a que los niños no estén expuestos a un mayor riesgo donde viven o disfrutan.

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2. Barrio Garay. Ante la falta de áreas verdes, los niños juegan sobre las aceras y siempre en compañía de adultos que los vigilen.Alex Lima
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“Hoy nadie va a la tienda, poco se juega en la calle. Y quienes lo hacen siempre deben ser vigilados para evitar, otra vez, que su vida sea vulnerada”, explica.

EXPRESO recorrió la ciudad para constatar la situación y confirmó, por ejemplo, que en el barrio Garay donde las áreas verdes y parques son escasos, como lo ha relatado ya este Diario; los menores se lanzan a andar en patineta o jugar con sus carros o pelotas en las veredas. Y sí, siempre custodiados.

“Si no pudiera ahora yo estar aquí, mis hijos no saldrían. Aquí los carros vuelan, ni siquiera sé cuál es el límite de velocidad permitido”, advierte Rubén Escandón, padre de Julián y Ariana, de 8 y 6 años.

El cambio debe empezar de adentro hacia afuera, desde las calles más cercanas al barrio a las principales. Eso sería lo ideal. Y deberíamos a empezar a hacerlo ya.

Alberto Hidalgo,
dirigente del colectivo Masa Crítica

En el vecindario, este Diario pregunta a tres conductores, uno de ellos un taxista, si saben a qué velocidad deben circular. “Creo que 50”, “asumo que 70”, dicen. En otros puntos como el centro, donde hay uno que otro letrero que advierte que el límite permitido es de 35 kilómetros por hora, pasa igual.

Foto de Sistema Granas(33313609)
Los ciudadanos reclaman más seguridad para caminar, no solo es sitios turísiticos o comerciales, sino en sus barrios.Álex Lima

“En Guayaquil, se circula según como están las calles, el control es nulo”, reconoce el residente de la cuarta etapa de la Alborada Agustín Bonilla, a quien le gustaría que la medida se aplique en la avenida José María Egas, donde los vehículos pueden circular a 50 kilómetros, “aunque siempre lo hacen a más”.

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Para el planificador urbano Miguel Sarmiento, si bien algunas calles del Puerto Principal sí cuentan con zona 30 (cerca de hospitales, escuelas y centros comerciales), estas resultan todavía muy pocas. “Resulta urgente poner en práctica la campaña Calles para la Vida, basada en la Declaración de Estocolmo de 2020, porque es la que facilitará la convivencia, fomentará la movilidad, el uso de la bicicleta, la recuperación del espacio público y hasta eliminará el ruido...”. Sarmiento pone como ejemplo rutas de ciudadelas como Sauces, Samanes, Kennedy, la Alborada. Si estas se reconstruyen y en ellas la prioridad no es la rapidez, ni el auto, sentencia, hasta se podrá dormir mejor: los sonidos del claxon se reducirán, al igual que las emisiones de dióxido de carbono.

De hecho, según estudios realizados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), si las ciudades desarrollan políticas que apoyan la reducción de velocidad, se puede disminuir en un 11 % las emisiones hasta el 2050, lo que supondría un ahorro de 300 megatoneladas de emisiones mundiales de CO2.

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Masa Crítica. Una imagen de la campaña que se promueve en Guayaquil y que nació en las Naciones Unidas.Cortesía Masa Crítica
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Teniendo en cuenta todos estos beneficios, para el arquitecto y urbanista Brick Reyes, también catedrático de la Universidad de Guayaquil, las autoridades deberían aceptar la petición, sin dudarlo. “En Guayaquil, se debería circular a 30 kilómetros en muchas áreas. El plan debe ser integral y no limitarse solo a unos puntos. Solo así tendremos una urbe más amigable y resiliente”. Pero de ejecutarlo, los responsables del tránsito -advierte- deberán de hacer cumplir las normas.

“Y es que cuando la ley no se aplica, la gente hace lo que le da la gana, y evidentemente aquí pasa eso. Por eso el desorden. Por eso los accidentes. Por eso el hecho de sentirse seguro casi siempre encerrado”, sentencia.

Adoptar esta medida le haría tanto bien a Guayaquil. Se recuperaría el espacio, aumentaría el contacto social y la movilidad activa. Habría generaciones más sociales, vivas. Sanas.

Brick Reyes,
urbanista y catedrático