Cadenas, candados, rótulos con mensajes de alquiler o venta se observan en almacenes, restaurantes, locales comerciales y algunos tipos de negocios, cuyos propietarios se han visto obligados a cerrarlos cansados de las extorsiones y constantes robos.

Los negocios ubicados en sectores como Las Orquídeas, Sauces, Alborada y vía Perimetral, por ejemplo, se han visto afectados por las bandas criminales que les ofrecen ‘protección’ a cambio de las denominadas ‘vacunas’ o extorsiones.

“Prefiero poner el candado y cerrar las puertas de mi local, antes de que mi familia o yo suframos las consecuencias de la inseguridad”, menciona con tristeza Pablo, dueño de un pequeño restaurante, ubicado en la avenida Hugo Delgado Cepeda, de la ciudadela Las Orquídeas, norte de la ciudad.

Hasta agosto pasado, él junto a su hijo atendía el negocio. “Un día recibimos una llamada anónima de alguien que nos pedía 10 dólares diarios para darnos seguridad. Pero como no accedimos al chantaje, luego dejaron una volante con amenazas. No tuve otra opción que cerrar”, narra indignado.

Ahora Pablo ha trasladado su actividad a un sistema ciento por ciento digital. “Mi hijo, que maneja muy bien la tecnología, elaboró una página web donde ofrecemos nuestros servicios y los horarios de atención en línea. Trabajamos bajo pedido y entregamos almuerzos y dulces, especialmente, en la zona norte de la ciudad”, revela, al indicar que laboran tranquilos. No obstante, dice que le preocupa el hecho de que nadie se interese por el local que puso en alquiler. “Creo que el miedo es uno de los motivos”, recalca.

En la avenida Orellana, a la altura de la Alborada XIII etapa, hay tres locales que también tienen candados.

Los vecinos del sector informaron a EXPRESO que allí funcionaban una lavandería, una tienda que ofrece material para fiestas infantiles y una heladería. “El dueño de los locales es uno solo, pero los inquilinos eran diferentes. Coincidentemente, los tres negocios cerraron de manera simultánea luego de que, por reiteradas ocasiones, amanecieron hojas volantes pegadas en las puertas, con mensajes de amenazas por no haber dado dinero a quienes lo pedían”, cuenta entre susurros, Carmen, quien vive a pocas cuadras.

Por el terror e incertidumbre que se vive a diario en la ciudad, algunos locales como el de Aminta S., ubicado en el segundo puente de la vía Perimetral, empiezan a cerrar sus puertas a partir de las 21:00, pese a las rondas que realiza la Policía, las cuales no han sido suficientes para terminar con esta plaga delictiva.

Aminta y su esposo Enrique llegaron hace dos años desde Esmeraldas a Guayaquil con la ilusión de montar un asadero de pollos y crecer comercialmente. Todo iba bien, a pesar de la crisis por la pandemia que se presentó justo por ese tiempo. Sin embargo, al notar su crecimiento fueron sondeados por los delincuentes, quienes empezaron a enviarles mensajes de amenazas.

“Primero solicitaban 500 dólares, mediante mensajes de texto y llamadas, seguidos de amenazas de muerte; posteriormente, pedían 300 mensuales, pero decidimos no hacer caso a eso y optamos por vender el negocio. En enero nos regresamos a Esmeraldas”, indica la mujer, desde la ventana de su casa, que está a pocas cuadras del exasadero.

“Es así como poco a poco, algunos emprendedores y comercios optan por cerrar sus negocios, venderlos y algunas personas emigrar a otra ciudad, para estar tranquilos con su familia”, lamenta Carlos Manrique, sociólogo, quien menciona que esta situación causa psicosis en la ciudadanía, que vive con el temor de ser una víctima de la violencia.

Datos de la Fiscalía señalan que en lo que va del año las denuncias de extorsión en la Fiscalía llegaron a 1.700, solo en la provincia de Guayas; en Guayaquil se han presentado los mayores casos (503). Pichincha es la provincia con más casos (1.891) y en tercer lugar está Azuay (574).

El artículo 185 del Código Orgánico Integral Penal señala que las personas que cometen el delito de extorsión podrían recibir una pena máxima privativa de libertad de 5 a 7 años, de acuerdo a las circunstancias del cometimiento de este delito.