Los parques que deberían ser lugares de distracción para los niños y sitios de esparcimientos para los adultos se han convertido en zonas peligrosas. La mayoría de estas áreas de la ciudad no representan esas opciones para las familias debido a que están destruidos y porque el peligro los acecha.

EXPRESO se ha hecho eco de esta problemática en varias ediciones; e incluso, la semana pasada recogió las voces de los niños y de sus padres, quienes corroboraron que en Guayaquil no hay espacio público que cubra sus necesidades. Y los parques de las nueve etapas de Sauces, norte de la ciudad, no son la excepción.

“Los niños no pueden jugar por el peligro que representa la hierba mal cortada. Tampoco utilizan los juegos infantiles porque están dañados. Los columpios no funcionan, las resbaladeras están despintadas con fierros a la vista, y los demás están oxidados”, dice Blanca Valverde, una madre que evita ir a uno de los parques de Sauces 3 para impedir que su hijo de cinco años se deprima al observar este panorama.

Los habitantes de este sector lamentan que la mayoría de estas áreas no tengan muchos árboles que ofrezcan sombras a los posibles visitantes y que los pocos que hay están enfermos y marchitos.

“Además, no tienen iluminación adecuada por las noches ni juegos infantiles suficientes que atraigan a los niños a cualquier hora. Esto hace que no los veamos como espacios donde se pueda hacer comunidad”, manifiesta Carlos Segovia, padre de dos menores.

Recuerda que desde el año pasado las plantas y árboles de los parques de la ciudad están contaminados por una plaga y que poco se ha hecho para solucionar el problema de manera tajante. “La medida que adoptó el Cabildo fue talar los arbustos y eso también ha afectado el entorno de estas áreas que ahora ya no son verdes, sino grises y sin vida, que no provoca visitarlas”, agrega el residente de Sauces 2, donde hay un parque que se ha convertido en habitaciones de indigentes.

Mariela Burgos habita en Sauces 5 desde hace 15 años, justo al lado de un parque que se encuentra en mal estado. “Los juegos están deteriorados, hay maleza y basura que vienen a depositar desde otros lugares. Por eso es que los menores no visitan ese sitio y se ven obligados a jugar en sus casas con las consolas de videojuegos o sobre las veredas al pie de sus viviendas”, reclama.

Burgos cuenta que hay parques que tienen las luminarias dañadas o donde aún no se ha podado el monte que creció durante el invierno. “Eso es aprovechado por los antisociales para esconderse, fumar y libar. Cuando los veo prefiero no salir de mi casa”, manifiesta.

En Sauces 4 también a muchos parques les hace falta mantenimiento. “El Municipio debería intervenirlos para mejorarlos. Debe invertir en estos lugares que pueden servir para unir a la comunidad, siempre y cuando estén bien cuidados”, menciona Ivón Lara, vecina del sector.

Ella cree que las áreas verdes de Sauces están abandonadas. “Se están marchitando. Como comunidad hacemos nuestra parte y nos organizamos para cuidarlas en la medida de lo posible, pero no podemos hacerlo solos, por eso pedimos la ayuda del Cabildo para que nos atienda, ya que eso favorecerá a cientos de residentes que tendrán puntos de encuentros en buen estado”, resalta.

Los habitantes de este sector de la ciudad sueñan con tener áreas amigables donde existan pequeñas ciclovías, máquinas geriátricas y que a las canchas deportivas se les brinde el mantenimiento que necesitan.

“Muchas de estas han sido levantadas con el esfuerzo de los moradores en un intento de inyectar más participación ciudadana, pero ya es hora de que las autoridades municipales hagan su trabajo”, acota Priscila León, líder del comité promejoras de Sauces 1, donde dos parques tienen los juegos infantiles deteriorados.

León reconoce que muchos padres del sector no tienen recursos para llevar a sus hijos a un parque privado. “Es absurdo que existiendo un área pública cerca de sus casas no pueda hacer uso de ella porque está descuidada”, puntualiza.