SUPERHEROES
Hombres y mujeres disfrazados de superhéroes ponen un poco de color y diversión en la emblemática avenida de Guayaquil.Cristian Vinueza

Paladines de la justicia con acento caribeño se toman el Bulevar 9 de Ocubre

Un grupo de hombres y mujeres se gana la vida en un tramo de la avenida. La mayoría es de Venezuela. Ellos posan y se fotografían con las familias

Ha terminado la hora del almuerzo y de la siesta, y sobre la cerámica caoba que recubre las aceras del Bulevar 9 de Octubre comienzan a correr y saltar algunos hombres que llenan de color esa emblemática avenida de Guayaquil.

Se trata de Spiderman, Venom, Batman, Deadpool, Mickey Mouse y otros personajes de Marvel, la Warner Bros y Disney, que se toman como ‘por asalto’ un tramo de doscientos metros de la turística arteria de 25 cuadras, que a esa hora comienza a oler a canguil, perro caliente, y a llenarse de gente sonriente que viene o va al Malecón Simón Bolívar.

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El espectáculo, aparentemente gratuito, que brindan quienes personifican a los superhéroes, atrae sobre todo a los niños cargados por sus padres y también de aquellos más grandecitos.

 “Mira, papi, es el Hombre Araña”, exclama un chiquillo de unos 5 años, mientras el aludido salta y se encarama hábilmente sobre bancas, tachos y demás mobiliario urbano que le ayuda a montar su show.

“Un dólar cuesta tomarse la foto”, dice el disfrazado al papá, quien reacciona hurgando entre sus bolsillos para hallar la moneda. Luego pone al chico en los hombros del Spiderman latino y le toma la foto con su celular.

Una vez que ganó su primer dólar del día, el ‘arácnido’ deja de saltar y se pone a conversar con el ‘maléfico’ Venom, cuyo traje negro, un poco parecido al de su compañero, lo tiene sudando como tapa de olla a esa hora de la tarde. El acento caribeño sale a flote. Los dos jóvenes son venezolanos que han visto en esa actividad una forma de ganarse la vida luego de huir de la crisis humanitaria que aqueja a su país.

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Una mujer toma fotos a su familia con los personajes de Disney, representados por una pareja de venezolanos.Cristian Vinueza

“Mi nombre es Ángel”, dice a EXPRESO uno de ellos. ¿Y tu apellido? Parker -responde tomándose la identificación del reportero gráfico que en el cómic hace de Spiderman. El joven tiene 29 años y junto a su compatriota, Diego Cruz (27), han hecho una gran amistad en esa esquina que va desde la calle Pichincha al Malecón. Ambos reconocen que no están regularizados en Ecuador y que lo que hacen allí más que un trabajo es un “servicio” a los guayaquileños y turistas.

“En principio no vendemos nada. La gente se ríe y se alegra un poco con nosotros y eso no tiene precio”, dice Cruz. “Algunas personas nos pagan por tomarse fotos con nosotros. Otras no pagan, pero no pasa nada”.

Y es que no tienen cómo exigirle dinero ni nada a nadie, piensan. La actividad que realizan no es reconocida como forma de trabajo. Agentes de la policía municipal consultados por este Diario aseguran que se les permite realizar esta tarea, pero solo en fines de semana y feriados, desde las 17:00, y en el tramo que va desde la calle Pedro Carbo al Malecón.

“Algunas personas nos pagan por tomarse fotos con nosotros. Otras no pagan, pero no pasa nada”.

Diego Cruz, Venom venezolano

Deadpool repetidos

A unos pocos metros de donde se paran ‘Parker’ y Cruz, está Junior Gordillo, otro venezolano, quien todas las tardes, desde hace dos años, hace de Deadpool. Él es de Maracaibo, donde trabajaba como agente de la Policía Nacional Bolivariana. La ciudad y el oficio que dejó atrás le permiten hoy soportar el grueso traje rojo con máscara y el clima guayaco, que es parecido al de su tierra.

Gordillo asegura que el traje que usa se lo confeccionó él mismo y que las espadas y accesorios "son cosas que se compran a los chinos".

Un traje traído desde Perú

Pero él no es el único Deadpool que deambula por allí. Otros dos hombres usan el mismo traje, aunque el más llamativo de todos es el de Alberto Hurtado (31), otro de los alrededor de 500.000 venezolanos que hoy están en Ecuador. Hurtado procede de Maracay, ciudad del estado de Aragua. Además de las espadas pegadas en su espalda, este Deadpool lleva una ametralladora tan intimidante que, para convencerse de que es de plástico, hay que tocarla y cargarla uno mismo.

“Lo mandé a hacer a Lima, porque aquí no lo encontraba. Me salió completo en $ 250 con las botas, la máscara, las armas y otros accesorios y después de un tiempo ya he recuperado la inversión”, confiesa Hurtado, quien antes de llegar a Ecuador vivió un tiempo en Perú.

Antes de seguir su relato, una familia le pide una foto. Todos posan junto a él mientras un joven ‘dispara’ varias veces la cámara de su teléfono.

Mientras revela a este Diario que en días buenos suele ganar hasta $ 40, un chiquillo se le acerca y le da un manotón en el vientre, algo que Gordillo toma como gaje del oficio, pues está consciente que su fuente de ingreso son precisamente los niños.

En esa esquina dominada por el imponente edificio La Previsora, de 33 pisos, también trabaja Rocío, de 35 años, y quien combina esta actividad con la de animar fiestas infantiles. En la 9 de Octubre ella se enfunda el pesado disfraz de la muñeca Burbuja, quien es parte del cómic de las Chicas Superpoderosas.

Sin embargo, el personaje más admirado y a la vez temido es el del Payaso Maldito, quien carga en sus brazos un títere de la muñeca Anabell, ambos personajes de terror.

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El venezolano Alberto Hurtado, enfundado en un traje de Deadpool, posa junto a una familia guayaquileña.Jorge Alvarado

El sujeto es interpretado por el también guayaquileño Gabriel Jaramillo, de 35 años, quien no solo luce igual a Pennywise con sus grandes dientes, sino que además imita su espeluznante voz y maliciosa sonrisa. 

“¡Usted más bien asusta a los niños!”, le dice una transeúnte y él responde: “Mucho, ja ja ja!”, para agregar de inmediato “... pero también les agrado”. Cuando no está representando al personaje, trabaja en un taller mecánico en la modificación y ‘tuneo’ de autos.

Siempre me ha gustado el arte. Yo mismo, con ayuda de mi mamá, confeccioné el traje de Pennywise para poder realizar mis presentaciones

Gabriel Jaramillo, personifica a Pennywise

El alumbrado público comienza a hacer su trabajo en el bulevar y mucha más gente va llegando a pasear. La fría brisa proveniente del río Guayas comienza a hacer más llevadera la jornada de los hombres y mujeres disfrazados. Ellos admiten que cualquier hora es buena para trabajar en una ciudad de 2’698.077 habitantes que, agobiados por tanta delincuencia, falta de empleo y otros graves problemas, necesita hoy más que nunca de superhéroes.