Tras 32 días de huelga de hambre, los maestros levantaron ayer la medida, una vez que la Corte Constitucional (CC) ratificó la legalidad de la vigencia de la reforma de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI).

El fallo de la CC fue calificada por los maestros “como un triunfo que reivindica la lucha del magisterio ecuatoriano”, a pesar de que la entidad otorgó un tiempo a la Asamblea Nacional para que sustente, con base en informes financieros, la factibilidad de dos artículos polémicos: el incremento a $ 1.000 de los salarios de 161.000 maestros fiscales y su jubilación especial.

Según la sentencia que se hizo pública el jueves 12 de agosto, la LOEI deberá volver al trámite legislativo para el análisis de esos dos puntos, lo que incluye pasar por los dos debates en el Pleno y por el control del Ejecutivo.

Los legisladores tienen 30 días para subsanar los errores cometidos en estos artículos y seis meses para ratificar o modificar la norma.

Según el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), la jubilación temprana de los maestros, después de 25 años de servicio y sin límite de edad, no es viable porque afectaría el fondo de pensiones e implicaría elevar el porcentaje de aportación de los trabajadores.

Mientras que en abril pasado, el exministro de Finanzas Mauricio Pozo alertó que para fijar el salario básico de los docentes en $ 1.000 al mes (42 % más que la remuneración actual) y permitir la jubilación especial, el Estado debía desembolsar más de $ 3.000 millones al año. Es decir, un impacto de alrededor del 10 % del Producto Interno Bruto (PIB).

En su sentencia, la CC hizo un llamado de atención a la anterior Asamblea y al expresidente Lenín Moreno por haber omitido “el cumplimiento de su deber de garantizar el principio de sostenibilidad de la seguridad social”. Los jueces las calificaron como “prácticas políticas carentes de seriedad”.

Los maestros aseguran haber triunfado en su lucha y que ahora le toca al Gobierno cumplir con lo dispuesto en el mencionado cuerpo legal.

También están seguros de que los dos puntos polémicos tendrán el respaldo de la Asamblea, tomando en cuenta que en junio pasado ya dio el visto bueno a la vigencia de la ley “por haber reunido los requisitos legales y constitucionales que permitieron su calificación, discusión y aprobación por parte del Legislativo”, manifestó Hilario Beltrán, presidente de la Unión Nacional de Educadores del Guayas (UNE), quien indicó que están abiertos al diálogo para analizar, junto a los asambleistas, cualquier inquietud que pueda surgir durante los debates.

Alonso López, expresidente del gremio, manifestó que esto es un paso importante “para que las maniobras fraudulentas sean derrotadas y para que respeten las reformas en beneficio de la educación que pretenden desmantelar diez años de corrupción del correísmo y del morenismo”.

Mientras que María Eugenia Rodríguez, dirigente de la UNE cantonal, enfatizó que la LOEI no solo beneficia a los maestros; también a los estudiantes que quieren una mejor educación; y a los padres de familia, que estarán tranquilos de que sus hijos se eduquen en ambientes libres de violencia.

En la Plaza San Francisco, ubicada en el centro de Guayaquil, los maestros recogieron los colchones en los que durmieron durante más de un mes, debajo de dos carpas.

A partir del mediodía, los huelguistas guardaron en fundas plásticas sus vestimentas y algunos medicamentos que fueron suministrados por los médicos que los atendieron durante los días que mantuvieron la medida, en medio de marchas, movilizaciones, cierres de vías y quebrantos en la salud, lo que obligó la hospitalización de más de uno.

En horas de la tarde, dos ambulancias acudieron al lugar para llevar a los maestros a un chequeo médico, luego de haber levantado la huelga.

La reforma a la LOEI establece también el retorno del bachillerato por especialidad; el reintegro de docentes que fueron desvinculados en la pandemia; políticas públicas para la prevención de la violencia escolar; derecho de padres de familia a escoger el tipo de colegio para sus hijos, según sus creencias, principios, realidad cultural y lingüística; ascenso de categoría docente; entre otros puntos.