cárcel de Guayaquil
Así luce la antigua cárcel de Guayaquil. Hay maleza y roedores por doquier.JUAN FAUSTOS

Las leyendas superan el abandono en Guayaquil

La antigua cárcel municipal, el exanfiteatro Julián Coronel y el Hotel Cimas son lugares que avivan rumores y guardan historias. Hay voces que piden rescatarlos

Varios antiguos inmuebles, ubicados en diferentes sitios de Guayaquil, que un día llamaron la atención por ser protagonistas de importantes hechos históricos y por el aporte que ofrecieron a la comunidad, hoy solo guardan leyendas que los mantienen con vida, pero que se pierden en medio del abandono en el que se encuentran.

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Se trata de la antigua cárcel municipal, ubicada en Baquerizo Moreno y Julián Coronel; el antiguo Gran Hotel Cimas del Bim Bam Bum, ubicado en la avenida del Bombero; y el exanfiteatro Julián Coronel, junto al Cementerio Patrimonial.

Cada uno de estos sitios vacíos tiene una historia que es resaltada por quienes aún los recuerdan y desean que se transformen en lugares útiles para la sociedad.

El edificio de la cárcel, declarado patrimonial, fue construido en 1886 para albergar a los más peligrosos delincuentes de la ciudad. Dejó de funcionar en los años 50.

De este sitio sus vecinos cuentan muchas historias. Gina Benítez, quien habita en el cerro del Carmen, a pocos metros de la infraestructura, asegura que hasta hace una década se escuchaban gritos que salían del lugar, actualmente abandonado.

“Creo que los lamentos eran de las almas de los prisioneros a quienes torturaron y luego fusilaron”, comenta la mujer, quien creció escuchando estas historias de boca de su abuela, fallecida hace un lustro.

Zoila Guamán, de 87 años, quien habita a pocas cuadras del lugar, cuenta que ella estuvo dos veces en la cárcel cuando fue a visitar a su cuñado, que había sido detenido.

“Cuando llegaba a los pasillos podía ver a los detenidos sentados en las escaleras. No parecían gente mala. Incluso, saludaban atentamente a los visitantes”, asegura.

Señala que ahora cuando pasa por el lugar, tiene la impresión de ver personas que caminan en el interior de un lado a otro. “Pero sé que eso es imposible porque en este lugar no hay gente, solo gatos y perros callejeros a los cuales alguien les lleva alimentos que deja en tarrinas al pie de la puerta”, indica.

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Manuel Cedeño (60) vende periódico en la esquina de Baquerizo Moreno desde hace tres décadas. Él recuerda que hace 18 años la fachada de la cárcel fue restaurada por el Municipio y que en 2010 fue escenario de un desfile de modas. “También fue solicitada para realizar sesiones de fotos o videos musicales”.

No obstante, lamenta que hoy el pasillo interior de ingreso esté lleno de basura y que el óxido cubra su puerta principal y las ventanas elaboradas con barrotes de hierro. Desde el exterior se puede observar que hay hojas secas que caen sobre el patio del reclusorio, que registró decenas de historias de dolor, muerte y sufrimiento de los reos.

El abandono también se ha apoderado del antiguo anfiteatro, cuya edificación no tiene puertas, ventanas ni techos. Hay colchones viejos, basura y escombros dejados por indigentes que, durante las noches, convierten este sitio en su dormitorio.

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El antiguo anfiteatro también está abandonadoFreddy Rodriguez

Años atrás, en estas instalaciones construidas en 1919 se realizaban las prácticas de los estudiantes de Medicina de la Universidad de Guayaquil.

“Pero ahora, abundan los consumidores (de drogas) e indigentes”, se queja Amelia Ponguillo, quien tiene un puesto de flores junto al Cementerio Patrimonial, a pocos metros del exanfiteatro, cuyo edificio fue cedido a la Policía para construir una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que mejore la seguridad de la zona.

En torno al sitio también hay leyendas urbanas. María Rosa Carpio (65), quien tiene una tienda en Julián Coronel y Ximena, frente al exanfiteatro, menciona que durante su recorrido por la zona, por las noches, ha visto sombras.

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“Creo que son los espíritus de los muertos que traían para que se les realice la autopsia. Aunque también pueden ser los difuntos no identificados cuyos cuerpos eran entregados a los estudiantes de Medicina para que realicen sus prácticas profesionales”, conjetura, mientras se persigna y alza la mirada hacia el cielo.

Algo similar cuenta Jacinto Loor, quien vende refrescos desde hace 10 años en los alrededores del centro de salud que está junto al exanfiteatro. “De vez en cuando se ven sombras y hasta se escuchan voces durante el día. Y no son los indigentes, ya que esos llegan durante la noche”, aclara.

Expertos en urbanismo exponen que este edificio, por estar en una ubicación privilegiada, podría integrarse a un circuito turístico histórico. “Con un poco de criterio y sensibilidad, bien podría destinarse para albergar un museo de anatomía o de historia de la medicina de Guayaquil, tal como lo tienen Quito y Cuenca”, sugiere Florencio Compte, vicerrector académico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Guayaquil.

Sobre el Gran Hotel, que ocupa más de una manzana en Cimas de Bim Bam Bum, hay muchas historias. Pero los residentes prefieren solo recordar que este sitio surgió por el año 1958 como un lujoso parque de diversiones, similar al de Disney.

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En la cima del Bim Bam Bum está un edificio que hace muchos años fue un parque infantil y luego se transformó en un hotel cinco estrellas.FREDDY RODRIGUEZ

Cuentan que aquí había animales salvajes, tigres, monos, cocodrilos, diversas aves, piscinas, juegos infantiles y hasta juegos mecánicos, además de plantas exóticas y lagos artificiales. Era sin duda un lugar mágico para grandes y chicos.

El edificio, que algún día hospedó a estrellas internacionales, hoy está rodeado de maleza. Hay personas que lo cuidan, pero tampoco quieren hablar del tema.